SLOWBURN:: -Un día más, y todo esto terminará. -Expresó con serenidad, siendo aprensivo a la situación en la que estábamos.
Pero negué con la cabeza, volteando a mirarle otra vez.
-¿Sabes que me gustas tanto?
Este le tomo un momento reaccionar, lev...
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Bueno, está de más decir que mi plan de buscar a Cremanata se fue por el caño en seguida.
Dejando a un lado el pequeño accidente del chupetón que tenía en el labio, «el cual gracias a la ayuda de la novia de PJ logré cubrirlo con maquillaje», el principal problema yacía en la presencia de mi papá. Quien no volvió a preguntar sobre el asunto, detalle que agradecí en silencio múltiples veces.
En cuanto a la plegaria de Bobby, esta fue en vano, pues ahora nos encontrábamos un domingo de vacaciones de verano en la biblioteca de la escuela estudiando para cálculo II y bioquímica, papá amontonado libro tras libro en los escritorios
Vaya, el lugar ni siquiera debería estar abierto, pero claro que mi papá tenía que ser el novio de, no cualquier mujer, ni más ni menos que de la bibliotecaria de la universidad.
—Viejo, ¿Qué hacemos aquí? El clima está perfecto para andar en patineta —Susurró Bobby molesto, —Ni siquiera puedo leer este libro, hay números con signos matemáticos, ¿Desde cuándo las matemáticas dejaron de ser números? —Si Bobby tuviera cabellera, se la estaría jalando en este momento.
—No, no, no, eso no es lo peor. —Interrumpió PJ, dándose por vencido en la lectura que fingió comenzar, —La siguiente semana es la parrillada en la piscina de nuestro edificio... No creo que sea la mejor idea tener a Goofy vigilando si nadamos con flotadores o no. —Murmuró, cerrando con fuerza un libro.
Cielos, había olvidado por completo el "gran" evento de verano. Ambos voltearon a verme suplicando que haga algo, —¡No me miren a mí! Saben muy bien el lío en el que me meto siempre que intento distanciarlo —Respondí, —Además, seguro que dentro de una semana se entretendrá en otra cosa —Intenté ser optimista a la vez que tomaba uno de los tantos libros apilados en la orilla del escritorio, ignorando las inseguras miradas de Bobby y PJ.
—Quiero decir, ¿qué tan malo puede ser? Son solo libros, podemos fingir que los leemos.
Y acto seguido, Goofy llegó con otra tanda, —Ay chicos, esto es lo mejor de lo mejor, tenemos un poco de todo, ¡deben estar emocionados del regreso a clase! ¡Ajio! —le miramos con una sonrisa nerviosa.
Y eso era solo el inicio. El lunes estábamos los tres corriendo por el campus a las siete de la mañana, con Goofy detrás de nosotros. "¡Están muy jóvenes!" "¡Deben dar lo máximo de sus cuerpos que radian con energía!" Cantaba alegremente.
PJ apenas llego con vida al cuarto, nuestros cuerpos adolorido por días, y aun así, nada se comparaba al martes y miércoles de limpieza. Encontramos al menos diez prendas que dábamos por desaparecidas, proyectos que nunca entregamos, bolsas de snacks, vasos, ¿pelucas de Bobby?
—Chicos en verdad deberían preocuparse más por la limpieza de su dormitorio —Goofy removió con asco un calcetín debajo de la almohada de Bobby, persona que asomó su cabeza por debajo de la cama con un bóxer en su calva. —¡Genial! Ya no tengo que alternar un calcetín cada semana —Sonrió y lo tomó, poniéndoselo.
