SLOWBURN:: -Un día más, y todo esto terminará. -Expresó con serenidad, siendo aprensivo a la situación en la que estábamos.
Pero negué con la cabeza, volteando a mirarle otra vez.
-¿Sabes que me gustas tanto?
Este le tomo un momento reaccionar, lev...
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Cerré la puerta detrás mío y me pegué de espaldas a ella, dejándome caer lentamente hasta tocar el piso. Me permití unos minutos para mirar a la nada por un momento.
Mi día había comenzado desde la madrugada; había laborado (no iba a discutir como el día de limpieza era en efecto, un día laboral), intentado dormir para solo encontrarme con Cremanata y haber peleado... resolví eso de alguna manera para después ¿confesarme con mi papá? Vaya, eso fue un tren de emociones, pero el día de alguna manera continuó subiendo de intensidad porque, estaba en el dormitorio de Bradley, en su baño para ser exacto, apenas seco de la lluvia que atravesé; y parecía ser que ahora me tomaría una ducha.
Bajé la cabeza rendido y con una leve migraña. Tampoco había comido más que una galleta de las que Brad hizo y creo que mi cuerpo empezaba a pagar las cuentas del día.
Estornudé y me rasqué la nariz, temiendo que probablemente me enfermaría como resultado. Es así que, con un pesado suspiro me levanté con pesadez prendiendo la luz. Colgué la toalla que Brad me había dado para acto seguido desvestirme y adentrarme en la regadera.
Claro que no podía dejar de pensar que ese era el baño de Cremanata, pero estaba haciendo un esfuerzo monumental para no dejarme llevar por las implicaciones de ello. Algo que estaba resultando un gran reto, considerando que, además de todo, podía distinguir de inmediato el olor de su champú con el de su aroma habitual.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo y me tuve que dar una pequeña cachetada para evitar llegar a pensamientos dignos de un adolescente hormonal... y era un adolescente hormonal, pero definitivamente no lo iba a ser en el puto baño de la persona que me tiene de esa manera en primer lugar.
Había al menos tres productos más de higiene personal, y sin conocer lo que estos representaban o cuáles eran sus finalidades, me limité a terminar con el champú, el cual utilicé para la cabellera y el cuerpo como hacía comúnmente. No entendía la necesidad de tantos productos si tan solo se necesitaba uno, pero era demasiado ignorante como para pensar más en ello.
Cerré la llave y salí. Me sacudí el cuerpo espontáneamente, aventando por todas partes pequeñas gotas de agua. Era uno de los malos hábitos que tenía y la realidad es que lo sentía mucho más relajante secarme de esa manera que con una toalla, pero considerando que no era tan efectivo como esta, solo la tomé y me la pasé por el cuerpo sin mucho cuidado, enrollándomela en la cintura.
Me acerqué al espejo del lavamanos y con el antebrazo limpié la condensación, logrando así verme. Dios, verdaderamente me hacía falta ese baño, y el leve olor del champú de Brad que emanaba de mí era extrañamente reconfortante.
Sentí un pequeño cosquilleo en los oídos, y enseguida alguien tocó la puerta del baño. Mi corazón se aventó a mil y volteé hacia la puerta de golpe, imaginándome con claridad a Brad detrás de ella. Busqué de inmediato la ropa que llevaba puesta, pero era un verdadero desastre. Inhale con pesadez y exhale, obligando a calmarme en una respiración más.
