✧ Capítulo 8 ✧

93 14 8
                                    

«She clips her wings to walk among the shadows»

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

«She clips her wings to walk among the shadows». Don't Say I Didn't Warn You. VOILÀ y Craig Owens.


HUNTER

¿No estaba sola?

Mi mirada se centró en Marco por primera vez desde que él había entrado a ese despacho. No entendía qué demonios estaba sucediendo ni por qué él estaba allí. Quizás porque la sangre bombeaba por mis venas a toda velocidad, golpeaba mis sienes con violencia y no podía librarme de ese maldito dolor de cabeza que me perseguía desde hacía ya tres días.

Tres días seguidos sin dormir. Mi cuerpo estaba cerca de alcanzar su límite.

—¿Qué quieres decir con eso? —demandé saber.

—La vi después de medianoche —dijo Marco—, estaba saliendo del colegio. Nos cruzamos y se me acercó. Parecía tranquila, feliz.

¿Feliz?

No, eso no podía ser. Maldita sea, teníamos un plan. Un plan que se había torcido esa noche, un plan que ahora había estallado en mil pedazos. Era consciente de que tenía que salir de la Academia, debía marcharme de allí, arreglar todo eso. Necesitaba estar con Emma, así tuviera que dar la vida por poder reunirme con ella de nuevo.

—¿Con quién estaba Emma? —preguntó Castelli, que había logrado mantener la calma sorprendentemente bien—. ¿Un chico?

Apreté los labios.

—No —contestó Marco—. Una mujer, joven. Iba vestida de negro. No la había visto nunca antes por aquí...

Castelli era excepcionalmente bueno manteniendo la calma, yo, por el contrario, era puro fuego por dentro. Creía que, en cualquier momento, estallaría. Y me daba miedo hacerlo.

—¿Te dijo algo? —inquirió Castelli.

Marco apretó los labios un momento y después negó con la cabeza. Mentía. Era evidente.

Castelli mantuvo su gesto estoico un momento. Dejó escapar un largo suspiro antes de volver a mirarnos de nuevo, uno a uno. Castelli era un buen tío, a veces demasiado. Era el típico profesor que miraba a otro lado cuando alguien se olvidaba los deberes. Tampoco era un cabrón corrigiendo los exámenes y, como profesor, estaba claro que se preocupaba de verdad por sus alumnos.

—No digáis nada, esta conversación debe quedarse aquí. ¿De acuerdo? Hablaré con el resto de los profesores, contactaremos a la familia y, en caso de ser necesario... tomaremos medidas.

—¿No van a llamar a la policía? —preguntó Santos, pegando un salto en su silla.

El profesor, tan calmado como siempre, alzó las manos.

—Tomaremos medidas, Santos. ¿De acuerdo?

Estaba claro que para Santos no era suficiente. Tampoco lo era para mí, pero la situación no era fácil. Todo aquello que rodeaba a Emma, a lo que estaba sucediendo, era mucho más complicado de comprender de lo que yo mismo sabía.

Castelli se dio la vuelta y se dirigió a la puerta de su despacho. Santos se puso en pie y Marco la observó de arriba abajo. Como si fuera un ciego viendo la luz por primera vez en su vida, como si el solo hecho de tenerla delante ya fuera suficiente para hacerle feliz. Marco y yo no éramos amigos, pero se le veía el plumero. Él no era el único tío enamorado hasta las trancas de Santos, pero, hasta donde yo sabía, el pobre tenía media posibilidad entre un millón con ella. Santos había estado saliendo ese verano con un universitario y yo no sabía si seguían juntos, pero, por lo que sabía, ese tío no tenía nada que ver con el bueno de Marco.

Aparté la vista de ellos dos, sentía que estaba invadiendo su privacidad, y mis ojos se encontraron directamente con los de la nueva: Pandora.

Pandora lo había jodido todo y ahora estaba allí, como un tierno corderito tembloroso, comprendiendo por primera vez lo que había sucedido, que Emma se había ido. Si tenía que ser sincero, no me creía ni una puta palabra de lo que me había dicho el día anterior. ¿No recordaba la fiesta? No. Ocultaba algo, tenía que ser eso.

Cuando Castelli abandonó su despacho, Marco y Pandora no tardaron en seguirlo. Como si sintieran que no debían quedarse ahí ni un segundo más sin la supervisión de un profesor.

Santos se acercó a mí, esta vez sin rastro de agresividad. Me miró a los ojos de forma intensa y, cuando por fin habló, su voz se rompió.

—¿Por qué no te has ido con ella? —susurró—. La has dejado sola, Hunter. Joder, la has dejado sola...

Sus palabras me estremecieron. Estuve a punto de marcharme de allí, de seguir con mi camino y de ignorarla, tal y como quería hacer. Solamente una idea poblaba mi mente: marcharme de allí esa misma noche, ir a buscar a Emma antes de que todo se jodiera aún más. Por el contrario, me encontré a mí mismo avanzando un par de pasos y estrechando a Santos entre mis brazos.

—Nada ha salido como debía, Santos —le dije—. Emma se ha marchado sola, se ha marchado sin decirme nada. Te juro que yo no la he dejado tirada.

Ella dejó escapar un largo suspiro y, acto seguido, sus hombros temblaron de forma rítmica. Supe que estaba llorando y yo no podía hacer nada para consolarla. Tenía razón. Emma se había ido y, al final, la culpa recaía en mí. Por negarme, por discutir, por dejarla sola.

La imagen de una mujer vestida de negro, acompañando a mi hermana en esa oscura noche me provocó un escalofrío que me dejó congelado. Durante un momento, yo también me aferré a Santos.

⚜︎

¡Hola, reinas!

¡Gracias por pasaros a visitarme! ¡¡No os vayáis sin votar y comentar!! Es la única forma para mí de saber que os está gustando la historia. ¡Nos vemos pronto!

Mil besos

♡ Mil besos ♡

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Los infiernos de Hunter Alexandre.  [Fantasía/Romance].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora