✧ Capítulo 29 ✧

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«If one heart can mend anothe, Only then can we begin», No rest for the wicked, Lykke Li

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«If one heart can mend anothe, Only then can we begin», No rest for the wicked, Lykke Li.

PANDORA

No podía dejar de temblar. Varios profesores esperaban en la puerta de la Academia cuando llegamos y la misma profesora rubia que Marco y yo habíamos visto un par de horas antes, ahora tomó a Héctor de los hombros y lo alejó de mí. Me observó en silencio y pensé que, en cualquier momento, me mandaría al despacho del director. Para mi sorpresa, no lo hizo.

Nadie me habló, nadie dijo nada. Yo bajé la cabeza y sentí la mano de Hunter sobre la piel de mi brazo. Continué caminando, aún con la respiración acelerada y la cabeza en otra parte.

Solo en el momento en el que entramos a mi cuarto, pude mirar a Hunter a los ojos por primera vez. Una vez más, me faltaba el aire. Sentí que las lágrimas comenzaban a correr por mis mejillas.

—¿Qué demonios está pasando en este colegio, Hunter? —gemí.

Hunter me abrazó. Tampoco él parecía saber qué decir, por lo que permaneció en silencio. Sentí su barbilla descansando sobre mi cabeza y yo enterré mi rostro en su pecho. Nunca había tenido tanto miedo, pero Hunter siempre parecía actuar como un bálsamo tranquilizador.

Las luces del techo parpadearon durante unos segundos y yo me sentí aún peor.

—Tenemos que irnos —susurré—. Nos tenemos que marchar de aquí.

Hunter asintió con la cabeza y dio un paso hacia atrás. Me miró a los ojos y pude ver que él estaba tan asustado como yo, pero era muchísimo mejor escondiéndolo.

—Esperemos a Santos —dijo—. Y cuando ella vuelva nos marchamos.

Me llevé las manos a la cara un instante.

—No me puedo creer lo que ha sucedido. ¡Joder, Marco...!

Estaba enfadada con Marco, enfadada y con el corazón roto. Se había tirado por un precipicio, tan aterrador como eso podía sonar. Con diecisiete años, simplemente se había ido.

Hunter, frente a mí, se mordió el dedo pulgar con frustración y cerró los ojos. Solo en ese instante caí en un detalle que mi mente había bloqueado, algo que tan solo había escuchado durante un segundo, antes de quedar totalmente opacado por Marco lanzándose por ese precipicio.

Miré a Hunter con los ojos entrecerrados.

—¿Tu hermana? —pregunté. Tardé unos segundos en volver a pronunciar una palabra—. ¿Estabas hablando de Emma?

Hunter suspiró.

—Sí.

No intentó negarlo.

—Pero ¿qué...?

—Nadie lo sabe. Solo Santos. No es algo que hayamos hecho público, precisamente...

—¿Por qué?

—Porque es muy complicado, Pandora. Y yo no había planeado nada de esto, nada. Llevábamos años sin vernos y, de pronto, apareció aquí hace un año. Emma no le había contado a nadie de su familia que somos hermanos y, si ellos se enteran, o si mis padres se enteran... podrían separarnos de nuevo.

Los infiernos de Hunter Alexandre.  [Fantasía/Romance].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora