❨ capítulo uno ❩
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back when we were kidsLogan era del tipo de personas que envuelven. De aquellas personas que con toda la facilidad del mundo se funden contigo, antes de darte cuenta han pasado tus barreras y se acomodan a tu lado. Es fácil de comprender y entiende con facilidad, una persona a la que recurrir. Se habían hecho amigos tan fácilmente como respiraban.
«Sito, cielo» había dicho su madre «¿Por qué no vas a jugar con el hijo de los vecino?» Por aquel entonces él apenas rondaba los seis años, y los Sargeant se habían mudado a la casa contigua hacia un par de días. Era la familia americana perfecta; rubios de ojos azules, un hijo, una hija y un perro. La señora Sargeant y su madre, Victoria, habían congeniado muy bien tras visitar la rubia su casa. Había traído magdalenas con pepitas de chocolate y fue entonces cuando su madre le instó a jugar con Logan. En aquel momento, le molestó tener que compartir sus coches de juguete con aquel rubio extraño, pero a día de hoy le agradece a su madre con el alma aquel gesto.La peculiar personalidad de Logan resultó ser una puerta hacia un mundo de maravillas. No sólo le ayudó a crecer como persona y en la forma que entablaba relaciones, sino que también le facilitó mucho el camino. Luis a veces podía ser muy intenso o tergiversar las situaciones, sobreactuar, ahí entraba Logan, dispuesto a defenderle o abrirle los ojos cuando la terquedad le cegaba. Y es que era un terco muy ciego.
Todo el mundo adoraba a Logan. Tenía una facilidad asombrosa para llegar a la gente. Y por eso mismo, Luis no se sorprendió cuando le contó sobre todos los amigos que estaba haciendo en Europa. El nombre de Oscar Piastri sonó por primera vez. Al principio solo lo mencionaba de pasada o para contar sus anécdotas diarias, hasta que de repente Oscar era un tópico de relativa frecuencia. Oscar y yo hemos visto esta nueva película, Oscar me ha invitado a Australia, las hermanas de Oscar, he ganado a Oscar, Oscar y yo, yo y Oscar, Oscar. Era tan jodidamente repulsivo que la sola mención del nombre le revolvía el estómago, incluso si no aludía a ese chico en concreto.«Lou, habló en serio» Logan había vuelto a California tras acabar el campeonato de ese fin de semana. Luis pensó que estando de vuelta en casa, recibiría la atención absoluta e individual de Logan, justo como solía ser, como debía ser. Eran él y Logan contra el mundo, no Oscar y Logan al otro lado del mundo. Por lo que lo último que necesitaba entonces era tener a Logan suplicándole por conocer a su gran amigo O. A partir de ahora lo llamaremos así, O. «Oscar y tú os llevaríais genial, en serio» afirmó, y por cómo le brillaron los ojos quiso creerle.
No fue hasta unos años más tarde, cuando tenían quince y catorce, que el destino -Logan- los forzó a conocerse. «Oscar y su familia pasarán aquí un par de semanas y quiero darle un tour. Me gustaría que vinieras y se conocieran» pudo decir que no, que tenía mil cosas que hacer, pero era verano y los únicos planes que tenía era patinar, hacer surf y verse con sus tres amigos, porque es que tenia tres amigos contados.
«No quiero molestar, Log» apretó los labios, intentando mantener la vista en la televisión. Se encontraban en el salón de los Sargeant, jugando un juego de zombies que el rubio había elegido.
«No digas tonterías» Un golpe repentino rompió su inestable atención en el juego, consiguiendo su muerte a manos de un zombie.
«¡Perfecto!» arrojó el mando al sillón. Se cruzó de brazos, huyendo de la mirada azul que lo acorralaba. La molestia no tenía relación alguna con el juego, no podía importarle menos, su molestia tenía raíces en la persistencia de Logan por presentarlos. Si bien no le había dicho textualmente que no quería conocer a O, sí que había expresado de mil y una maneras que rehusa en conocerlo «Muchas gracias, idiota» exclamó, al fin uniendo sus ojos castaños a los azul trasparente.
«Idiota tú. Oscar está deseando conocerte» La mano de Logan volvió a encontrar su hombro en un manotazo. «Y tú nunca eres una molestia» Ahora le acaricio, moviendo la mano de arriba a abajo solo durante un par de minutos.
«Lo que tu digas. ¿Podemos seguir jugando?» El tema quedó estancado, al menos durante un par de días. Cuando se acercaron los días de la llegada del australiano empezó a recordárselo a cada momento. Después del desayuno le mandaba un mensaje o se lo recordaba cuando salían por la tarde, parecía un loro repitiendo el mismo mensaje por reflejo.
Luis no le daba importancia en realidad, hasta que el mensaje pasó de ser "Oscar viene en x días" a "¡Es mañana!¡Oscar llega mañana!". Entonces el asunto se volvió imposible de ignorar. Se encontró a sí mismo rodando por la cama en busca del sueño. Le dolía la barriga y el solo pensamiento de hablar con él le llenaba de rabia.Al levantarse aquel día su madre le tomó la fiebre. "Tienes muy mala cara, Sito". Tenía mala cara, eso seguro, pero no tenía fiebre. Luis le explicó el motivo de su aspecto y malestar. Victoria rio "Ay Corazoncito mío, no puedes ser así" le acarició el cabello con gesto maternal "Logan es tu amigo y aprecia mucho a ese chico; tienes que darle una oportunidad" Las palabras no fueron suficiente para convencerle, pero el chocolate caliente que preparó no fue un mal comienzo.
Logan había dicho que O y su familia, padre, madre y tres hermanas, habían alquilado una casa cerca de la costa, y que pasarían allí un par de semanas. Irían a recogerlo después de comer, después le llevarían a la playa y por último a casa del rubio, donde pasaría la noche. Luis había rechazado la invitación a su fiesta de pijamas.
«¡Venga! ¿Estás listo?» Llevaba dos bicicletas; su icónica bicicleta azul metálico y la azul y blanca de su hermana.
«Sí, sí. Ya voy» exclamó el puertorriqueño con molestia. Acabo de acomodar el skate en su mochila antes de tomar la bicicleta rosa. Tiró de ella y se pusieron en marcha hacia su destino, que era una típica casita californiana de dos pisos con palmera incluida. Una chiquilla castaña de grandes ojos café salió de ella, llevaba coletas y una camiseta rosa de hello kitty, gritaba con efusividad el nombre del americano.
Los llevó adentro, donde fueron recibidos por madre y padre. Logan le presentó y Luis se limitó a sonreírles. Piastri padre gritó, atrayendo a quien supuso era Oscar y a una chica que parecía la copia del muchacho.
«Hola» los ojos café se achinaron al sonreír y su expresión fue tan cálida que resultaba repulsivo, «Debes ser Luis» y su nombre sonaba envenenado en los labios rosados del australiano. No lo pronunciaba como Logan, que parecía decir Lewis y alargaba la s en exceso. Tampoco lo decía como su madre u otros miembros de su familia. Era especial, cálido, y le retorcía el estómago.
«Oscar» más que una afirmación sonó como una pregunta, a lo que éste asintió. Y le sonrió y Luis quiso llorar, porque le era imposible odiar a aquel Oscar, el Oscar que dictaba tanto de su imagen distorsionada.
Oscar parecía un ángel, y era imposible rehusar a un ángel, por mucho que quisiera demonizarlo y empujarlo del cielo.🌀
ADORO el nombre de Victoria. Lo adoro. Mi abuela se llama así.
* Este primer capítulo tiene como objetivo introducir a los personajes y sus relaciones. En los siguientes capítulos seguiré desarrollando como sus relaciones evolucionan a mediada de los años hasta llegar al presente.
Luis (sito, lou, luisito, luisinho)1309 palabras
Sin revisar.
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Californian Baby
FanfictionIf you come back to California, you should just hit me up. We'll do whatever you want, travel wherever how far. We'll hit up all the old places. ❨ oscar piastri x male!oc ❩ ❨ all rights deserved ❩