Chapter 4

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—Londres, Reino Unido

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Londres, Reino Unido

Sergio espera que el mayordomo que se ocupa de los asuntos de Max sea un adusto inglés sacado de los libros de cuentos, vestido con frac y sombrero de copa, que probablemente luzca un bigote de morsa y que desde luego se apresure a poner un escabel forrado de terciopelo ante la puerta del carruaje del Príncipe.

Pero la persona que lo está esperando a él y a su equipo de seguridad no responde en absoluto a esa imagen. Es un individuo de origen monegasco vestido con un impecable traje hecho a medida, muy guapo y con una barba recortada apenas visible, que los recibe sosteniendo una taza de té en la mano y luciendo una banderita británica en la solapa. Bueno, pues muy bien.

—Agente Tsunoda —se presenta tendiéndole la mano a Yuki—. Espero que hayan tenido un vuelo agradable.

Yuki asiente con la cabeza.

—Tan agradable como puede ser un tercer vuelo trasatlántico en una semana.

El otro sonríe con gesto de solidaridad.

—El Land Rover está a disposición de ustedes y de su equipo mientras dure la visita.

Yuki asiente de nuevo, soltando la mano al monegasco y este a continuación se dirige a Checo.

-—Señor Wolff-Pérez —le saluda—, bienvenido de nuevo a Inglaterra. Soy Charles Leclerc, caballerizo mayor del Príncipe Max.

El pecoso le acepta la mano y se la estrecha, un poco con la sensación de estar en una de las películas de James Bond en las que trabajó el padre de Max. A su espalda, un asistente está descargando su equipaje para llevarlo hacia un elegante Aston Martin.

—Encantado de conocerlo, Charles. Esta no es exactamente la forma en que esperábamos pasar el fin de semana, ¿verdad?

—No me siento tan sorprendido por este giro de los acontecimientos como me gustaría, señor —responde el ojiverde en un tono de voz inexpresivo y con una sonrisa inescrutable.

Se saca una pequeña tablet de la chaqueta y da media vuelta para dirigirse al automóvil que los está aguardando. Sergio lo mira unos instantes, sin saber qué decir, pero rápidamente se niega a dejarse impresionar por un hombre adulto cuyo trabajo consiste en llevar la agenda del príncipe, por muy frío que sea o por muy tranquilos y elegantes que sean sus pasos. Menea la cabeza en un leve gesto negativo y se apresura a seguirlo.

Se acomoda en el asiento trasero mientras Charles ajusta los espejos.

—Bien —comienza Leclerc—. Se alojarán ustedes en el pabellón de invitados del palacio de Kensington. Mañana a las nueve harán la entrevista para This Morning, hemos organizado una sesión de fotos en el estudio. Después de comer tienen un acto con niños enfermos de cáncer, y después de eso dispondrán de tiempo libre.

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