—Washington D.C.
—Es de dominio público. No es mi problema que acabes de enterarte ahora —está diciendo su madre mientras camina a toda velocidad por un pasillo del Ala Oeste.
—¿Pretendes decirme —replica Checo casi gritando, esforzándose por seguirle el paso a su madre— que en cada Acción de Gracias esos putos pavos vienen de haber estado alojados en una suite de lujo del hotel Willard, a costa del dinero de los contribuyentes?
—Sí, Sergio, así es...
—¡Es un despilfarro por parte del gobierno!
—... Y en estos momentos, hay una caravana de vehículos desfilando por la avenida Pennsylvania en la que viajan dos pavos de veinte kilos cada uno que se llaman Pan de Maíz y Relleno. No hay tiempo para llevarlos a otra parte.
Sin perder la oportunidad, el de pecas exclama:
—Pues tráelos a la Casa Blanca.
—¿Qué? ¿Pretendes esconder aquí un hábitat para pavos? ¿En qué parte de nuestra casa, que siempre ha estado protegida, voy a meter a dos pavos hasta que los indulte mañana?
—Mételos en mi habitación. No me importa.
Ella suelta una carcajada.
—No.
—¿En qué se diferencia de la habitación de un hotel? Mamá, mete los pavos en mi cuarto.
—No pienso hacer semejante cosa.
—Mételos en mi cuarto.
—No.
—Mételos en mi cuarto, mételos en mi cuarto, mételos en mi cuarto...
Esa noche, Checo, contemplando con mirada fija los ojos frios e insensibles de un depredador prehistórico, lamenta unas cuantas cosas.
Checo
«Lo saben.»Le escribe a Max.
Checo
«Saben que los saqué de un alojamiento de cinco estrellas para meterlos en mi habitación. Dentro de una jaula, y en cuanto les dé la espalda se darán un festin conmigo.»Pan de Maíz lo observa con mirada inexpresiva desde el interior de una enorme jaula colocada junto al sofá. Cada pocas horas viene un veterinario a examinarlos; Checo le pregunta continuamente si ve en ellos algún indicio de sed de sangre.
Relleno, alojado en el cuarto de baño, emite otro graznido amenazador.
Checo tenía la intención de hacer muchas cosas esta noche, en serio que sí. Después de enterarse en la CNN de las enormes cantidades de dinero que se gastan en los pavos, estuvo viendo los comentarios del debate republicano de las primarias. Pensaba terminar un resumen para un examen y después estudiar el informe demográfico que su madre, tras convencerla él, le había entregado para el trabajo relacionado con la campaña.
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Red, White & RedBull | chestappen
FanfictionSergio Michel Wolff-Pérez, el hijo millennial de la presidenta de Estados Unidos, es un tesoro para el marketing de la Casa Blanca: atractivo, carismático e inteligente. Lo que nadie sabe es que no soporta al príncipe Max, el nieto del rey de Inglat...