Sergio Michel Wolff-Pérez, el hijo millennial de la presidenta de Estados Unidos, es un tesoro para el marketing de la Casa Blanca: atractivo, carismático e inteligente. Lo que nadie sabe es que no soporta al príncipe Max, el nieto del rey de Inglat...
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—Washington D.C.
Con un sonoro golpetazo, Carlos deja un fajo de revistas encima de la mesa de la sala de reuniones del Ala Oeste.
—Aquí hay solamente lo que vi esta mañana viniendo hacia aquí —aclara el español—. No creo que sea necesario que te recuerde que vivo a dos cuadras.
Sergio se queda mirando los titulares que tiene delante.
UN TROPEZÓN CON UN VALOR DE 75,000 DÓLARES
ESCÁNDALO REAL: El príncipe Max y el hijo de la presidenta llegan a los golpes en la Boda Real
CAKEGATE: Sergio Michel Wolff-Pérez hace estallar la segunda guerra entre Inglaterra y Estados Unidos
Cada uno va acompañado de una fotografía en la que aparecen Max y él tumbados de espaldas en medio del pastel destrozado, el rubio con su ridículo traje torcido y lleno de florecitas de mantequilla aplastadas, con la muñeca apretada por su mano y luciendo un corte en la mejilla.
—¿Están seguros de que no deberíamos celebrar esta reunión en la Sala de Crisis? —pregunta el pecoso tratando de romper el pesado ambiente.
Ni Carlos ni su madre, que está sentada al otro lado de la mesa, parecen encontrarle la gracia al asunto. La presidenta le dirige una mirada fulminante por encima de sus lentes para leer, y él cierra la boca.
No es que le tenga miedo a Carlos, ayudante del jefe de Gabinete y mano derecha de su madre; por fuera puede parecer intimidante, pero Checo sabe que por dentro es más blandito. Le tiene más miedo a lo que pueda hacer su madre. Esta lo educó acostumbrándolo a que expresara sus sentimientos, después se convirtió en presidenta y la vida empezó a girar menos en torno a los sentimientos y más en torno a las relaciones internacionales. No sabe muy bien qué opción augura un destino peor.
—«Fuentes de la recepción real informan que ambos fueron vistos discutiendo unos minutos antes del... pastelazo» —lee Susie en voz alta en un tono de profundo desprecio en su ejemplar de The Sun. Checo ni siquiera intenta adivinar cómo consiguió la edición de hoy de un periódico sensacionalista británico. Los caminos de Mamá Presidenta son insondables—. «Pero ciertas fuentes de la familia real afirman que la disputa que enfrenta al Primer Hijo con Max ya tiene varios años. Una fuente comunicó a The Sun que el príncipe Max y el Primer Hijo están enemistados desde que se conocieron en las Olimpiadas de Río de Janeiro, y que dicha animosidad no ha hecho sino empeorar; en la actualidad ni siquiera soportan estar juntos en una misma habitación. Al parecer, era solo cuestión de tiempo para que Sergio recurriera al método americano: un altercado violento».
—La verdad, no creo que se pueda considerar violencia el hecho de tropezar con una mesa y...
—Sergio Michel —lo reprende Susie en tono escalofriante, de tan tranquilo—. Cállate.
