Yo llegué más de una hora después a su cuarto del sótano, bien acicalado y contento. La verdad, el baño de agua fría me había bajado la intensidad. Conocía bastante a Candy. No iba a ceder nunca de lo que había propuesto, pero yo tenía que intentar todo con tal de que aceptara nuestra realidad de que éramos pareja, y que ya no tendríamos que disimularlo más. Ni sus palabras de esos días me hacían mella. Esta era una nueva situación, muy distinta.
"¿Puedo entrar?", pregunté con una voz más dulcificada y nerviosa de lo que suele ser mi tono normal.
"Sí, Terry, entra", me respondió con un poco de pesar en su voz.
"¿Te pasa algo, querida Candy?", le pregunté algo más calmado.
"Es el embarazo. Me tiene muy cansada".
"El embarazo..."
Ese era el tema que colocaba un obstáculo entre los dos, y entre las posibilidades de hacerla mía en ese momento.
"Candy, ¿de verdad quieres tener ese hijo?"
Ella no me dejó terminar. Levantó la vista y me miró con rostro desafiante.
"Terry, una de las razones para haberte rechazado antes es porque esta es mi hija, y no voy a cambiar a mi hija por nada ni por nadie. Espero que entiendas. Sino, esto queda aquí..."
Le dije que sí entendía con un gesto de la cabeza, pero la verdad es que se la hubiera sacado yo mismo de las entrañas si hubiera podido.
"No quiero comenzar contigo de esa forma. Quiero que entiendas que debo pensar todo lo que pasará de ahora en adelante. Estoy muy, muy cansada, y quiero, por la paz, que mantengamos el respeto a la vida. Esta es una vida. Tan pronto nazca, se la entregaré a su padre, y podremos comenzar nuestra vida juntos, pero ahora Mía depende de mí y quiero que nazca sin problemas".
"Candy, pero yo te amo desde hace tiempo, y quiero que comencemos a compartir como pareja..."
"¿De verdad quieres comenzar una vida de pareja cuando en mis entrañas está la criatura de otro hombre? No me parece justo ni contigo, ni con ella, ni con Albert. Albert ha sido demasiado especial conmigo como para hacerle ese daño. Y también lo ha sido contigo. Te ha tratado como a un hermano, y tú, bueno..."
"Entiendo...y perdóname..."
Candy miró hacia los lados, y dijo algo inesperado.
"Está bien...Ven aquí".
Me acerqué algo temeroso de que me diera algún golpe, siendo que, por ratos, pensaba que todo esto era un plan concertado para poder escapar. Sin embargo, me sorprendió con algo que no esperaba. Cuando me acerqué, ella me dio un toque de labios. Me besó levemente. Fue un toque, pero me dio esperanza. Y con esto, con su sabor, salí de allí más enamorado que nunca. No, no iba a pedir más, porque ella, estaba seguro, simplemente no me lo daría.
.....
Una vez sola, Candy no pudo evitar las náuseas, y se fue al bañito del lado, ahora abierto para ella. Ya podía moverse a través del sótano, y llegado a ese punto, vomitó en el inodoro y se lavó la boca. Ese plan acabaría con su paz estomacal, pero sabía que tenía que darle algo a Terry para que no sospechara de ella. Pero eso tendría que ser a costa de su balance estomacal, porque nada se le hacía más asqueroso que la cercanía de ese hombre, más que nada por sus acciones recientes, porque el bonito recuerdo que guardaba de él, se había convertido en pesadilla.
Y quién lo diría, que cuando era adolescente, soñaba con tenerlo entre sus brazos. Aunque nunca habían hecho nada, ella soñaba día y noche con eso, pero, en ese momento, era la sensación más horrenda que podía imaginar. ¿Qué había pasado desde entonces que se había vuelto desagradable para ella su cercanía? Quizás era el embarazo, aunque no dudaba que, si no estuviera embarazada, tampoco querría tenerlo así.
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NUDOS QUE ATAN CABOS
FanfictionUna Candy adulta víctima de un ataque terrorista luego de reunirse con sus amigas Patricia y Annie termina en el mismo hospital donde se encuentra por rutina Eleanor Baker. Esto desata una serie de eventos desafortunados, que culminan con un secuest...