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Ayuda de un viejo amigo.

El loto blanco.

Eso fue lo primero que vio cuando inició el nuevo día, la mayoría de los habitantes de la isla del Templo Aire se sorprendieron por la repentina aparición de decenas de centinelas y soldados de aquella influyente orden, incluyendo a las nuevas invitadas.

Pues, la organización que ayudó al Avatar Aang en detener las ambiciones expansionistas de la Nación del Fuego, ha venido a visitarlos.

Muchos acólitos susurraban con extrañeza en los pasillos sobre el motivo de la inesperada visita del Loto Blanco desde la rendición de la búsqueda del Avatar en el Polo Sur hace una década atrás, Yang tiene en mente una posible respuesta a sus dudas.

Querían cumplir con la otra parte misión en específico, y sería estupendo si aprovecha esta oportunidad para que Korra tenga maestros adecuados en los elementos que le falta dominar.

Tenía que hacerlo, para honrar el legado de su abuelo que recae en los hombros de Korra.

Ha leído varios relatos de la vida de Aang y comprende cómo a los 12 años, él tuvo que enfrentarse a las consecuencias de huir de la responsabilidad y acabar con lo que dañaba al mundo, su abuelo solo era un niño que quería jugar un poco de tiempo más y quiso que su sucesora disfrutara de la infancia que él perdió.

Sin embargo, las crisis en las naciones no esperan a que el Avatar haya crecido por completo, la gente solo quiere que cumpla con su deber por el bien mayor en el menor tiempo posible.

Por esa razón, el abuelo encomendó la misión de encontrar y entrenar a su próxima reencarnación para que esté preparada a los desafíos que vendrían al mantener el equilibrio y la armonía en la época de paz que el Señor del Fuego Zuko y él instauraron con mucho esfuerzo.

Desgraciadamente, la próspera época de armonía terminó demasiado pronto, justo unos meses después de su muerte con la terrible Masacre de la Luna Nueva, todavía es un misterio sobre cómo ocurrieron los asesinatos en masa hasta el día de hoy y es posible que nunca lo vayan a saber.

Ahora, es el deber de Korra establecer una nueva era de equilibrio y armonía en un mundo demasiado conflictivo, es una certeza que muchos se opondrán a los cambios que ella traerá, pero no importa, la apoyará de todas formas para que las acciones de Korra como Avatar perduren por mucho tiempo.

A veces, piensa en lo que pudo haber pasado si Korra era encontrada en su niñez como a su abuelo, probablemente muchas cosas serían completamente diferentes, incluso podría existir la pequeña probabilidad de que la Guerra Civil de las Tribus Agua nunca hubiera estallado.

Pero ese es un sueño loco de tantos que se crean en su imaginación, en estos momentos Yang debe concentrarse en los problemas presentes, los cuales requieren su atención para encontrar una pronta solución antes de que sea demasiado tarde, más cuando la amenaza igualitaria crece rápidamente y se acerca a su hogar.

El mar estaba calmado y las olas eran suaves, los barcos del Loto Blanco se anclaron en la costa y varios centinelas recorrían la playa para marcar el perímetro, en el puerto de la isla estaban ellos, la descendencia del Avatar anterior.

Se vistió con túnicas especiales para la ocasión y esperó con paciencia la llegada de los líderes de la orden, conoció a los prestigiosos maestros cuando era una niña y francamente, ellos no son parte de un buen recuerdo.

Yang espera que sus hermanos se comporten bien en esta visita, no quiere que la mañana se arruine por comentarios malintencionados de los recién llegados.

- Es un placer que la Orden del Loto Blanco honre mi hogar con su llegada – Exclamó su padre con sumo respeto a los líderes, quiénes estaban acompañados de un séquito de guardias flanqueando el camino – Ha pasado un tiempo desde su última visita.

Dark waterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora