Enchanted to meet you

15

-No vas a decir nada estúpido- advirtió Lily una vez que visualizaron a los Malfoy, solo que esta vez no solo eran Remus y Lucius, junto a ellos venía una versión mas madura del último.

-¿Por qué Abraxas está aquí?- se quejó James- ¿sabías que ese viejo me dejó caer cuando era niño? y ni siquiera tuvo la decencia de llamar a mis padres, solo me dejó ahí

Lily trató de no reír pero debía admitir que era gracioso.

-Como sea, no puedes decir nada como eso, Harry amenazó con nunca volver a hablarnos si arruinamos esto y ya sabes que tu hijo es capaz de cumplir.

-¿Por qué cada que hace algo cuestionable solo es mi hijo?

-Porque yo no haría nada de eso.

-¡Le pusiste cola a la familia de tu hermana por un comentario hacia Harry!

-Es por estar tanto tiempo a tu lado, me empieza a afectar.- James entrecerró los ojos sin creerle nada, después de todo, por algo también era Gryffindor- como sea, no digas nada tonto y comportate, de esto depende la felicidad de nuestro Harry y nuestra amistad con Remus

James trató de concentrase en ello, sabía que no podía salirse con la suya en ese momento, debía apoyar a Harry y eso significaba soportar a Abraxas.

Sus pensamientos de merodeador se vieron interrumpidos cuando a lo lejos vislumbró a su Harry siendo arropado por un rubio más alto. Draco intentaba ponerle su bufanda, se veía preocupado pero Harry solo podia reír con las mejillas rojas y James dió gracias a Circe por poner a Draco en el camino de Harry, el chico de verdad se preocupaba por su hijo y eso es todo lo que James podía pedir para Harry.

-¿No son tiernos?- preguntó Remus pasándose a su lado.

-Es un Malfoy, debe cuidar de su pareja- sentenció Abraxas pero nadie pudo decir nada, no cuando su mirada brillaba debido al orgullo- creo que he cometido una equivocación, es un heredero perfecto.

Lucius no quería sonreír pero escuchar a su padre hablar así de su Draco era musica para sus oídos, ¿qué padre no estaría orgulloso de escuchar a los demás hablar sobre el increíble hijo que tenía? Sabía que existían diferentes grados de autismo, se lo explicaron una vez que diagnosticaron a Draco, también sabía que su hijo poseía uno en menor grado, eso le posibilitaba tener una vida más amena y sin tantos obstáculos, pero también estaba seguro que sin importar el grado de autismo que tuviese o si se tratara de una discapacidad física, Draco siempre sería igual de fascinante, porque fue criado por él para ser un Malfoy, estaba destinado a la grandeza y Lucius se comprometería tal y como ya lo hacía a darle el mundo a su heredero; tampoco olvidaba que fue criado por Remus para ser un luchador inalcanzable, amable, con un corazón enorme. Su Draco solo tenía "un poco de autismo" pero no por ello dejaba de ser un Malfoy, un chico inteligente, amable, capaz, no dejaba de ser Draco.

-Señores Potter- saludó el chico rubio una vez que estuvo frente a los adultos- papá, padre, abuelo, no contaba con una presencia extra, debiste avisar que vendrías, le pedí a Rosmerta una mesa para seis, no para siete.

-Siempre se puede arreglar un asiento más, no hay nada que el dinero no pueda solucionar.

-A Harry no le gusta que sea tan extravagante con el dinero, así que, de enojarse conmigo no podría arreglarlo con dinero por lo cual lo que dices es incorrecto, papá tampoco deja que padre arregle todo con dinero.

-Supongo que es una razón más para decir que has elegido mal a tu pareja- Lucius sabía que el comentario iba para él y Draco.

Lucius y Remus miraron a Abraxas con ojos asesinos, estaban listos para sacar sus varitas y de ser necesario, volver a golpear al hombre, pero no fue necesario, Draco se les adelantó.