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Severus estaba por tener un infarto, tardó en encontrar a dos de sus chicos pero finalmente todos estaban a salvo, vivía con los nervios de punta desde que las desapareciones en Hogwarts comenzaron, hasta ahora se habían llevado solo chicos de Hufflepuff y Ravenclaw, esta vez fueron Gryffindor, si los demás jefes de casa no hacían nada para salvaguardar a sus alumnos, él si lo haría, sus Slytherin no irían a ningún lado.

Apenas se había dejado caer sobre el sofá de sus habitaciones cuando la puerta fue golpeada y acto seguido emergió Black, pero no su Narcissa, sino el tarado de Sirius.

-¿Qué quieres?

-Vengo por tu recuento de alumnos.

De mala gana se levantó y le tendió el pergamino donde se mostraban todos los nombres de sus alumnos, sonrió de forma disimulada, todo ellos estaban a salvo.

-Todos están bien

-Muy raro que hasta ahora ningún Slytherin haya desaparecido- el tono mordaz de Sirius hizo hervir a Severus- no me sorprendería que estén involucrados en...

-¡Cierra la maldita boca!- Severus le estaba apuntando- ¿cómo puedes ser un maldito auror y venir a culpar a niños que se mueren del miedo por ser los siguientes?- Snape no tenía hijos propios pero quería a todos sus alumnos como si lo fueran, en especial a los hijos de sus amigos, daría la vida por cualquiera de esos niños y Sirius lo sabía, por eso lo atacaba, era la única forma de obtener más de dos palabras del pocionista- tienes la maldita lista, ahora lárgate.

-Lo siento- susurró sin querer irse- estoy muy estresado, esta vez fue un Gryffindor, puedo haber sido mi ahijado y...

-¿Es todo auror Black?

-No, no puedes seguir tratándome así, yo...

-¿Es todo auror, Black?- repitió con los dientes apretados y las manos en puño.

Hubo un tiempo en el que Severus se sentía contrariado por Sirius, durante su sexto año, el animago le despertaba irritación debido a sus constantes ataques pero también debía admitir que ese año se sintió atraído por él de forma física, con pena recuerda haber ido a los golpes en un par de ocasiones solo para sentir aquel cuerpo cerca del suyo, gracias a Salazar, en ese año Narcissa mostró su interés en él y pudo dejar de lado su ambivalencia por Sirius.

-No, no es todo- Severus retrocedió ante el acercamiento del Black- tú y yo tenemos una charla pendiente- frunció el ceño cuando dos grandes manos se posaron en sus mejillas- ¿ella te hace feliz? puedo hacerte el doble de feliz que ella, ¿te gustan los lujos que te da? yo también puedo hacerlo y te aseguro que ella jamás te va a satisfacer como yo lo haré.

Cuando la distancia era mínima entre ellos, Snape golpeó con fuerza la entrepierna de Sirius con una rodilla.

-Soy muy feliz con mi esposa, ¿la conoces no?, Narcissa, tú prima, ella me hace jodidamente feliz en cualquier aspecto, ahora lárgate antes de que te saque a base de maleficios.

-¿Por qué ella?- preguntó Sirius desde el suelo aún envuelto en dolor- tú y yo teníamos algo, lo sabes...

-Ella me amó cuando tú quisiste que Remus me matara

-¡Estaba celoso!

-¿Esa es tu excusa para lo que hiciste? Remus pudo haberme matado y por ende a él lo hubieran llevado a Azkaban si es que no recibía el beso, hubieras dañado a dos personas que según tú, amabas, si esa es tu clase de amor, que bueno que me alejé de ti, todo lo que tocas lo destruyes.

-Nunca dije que te amara...- susurró tratando de mantener algo de orgullo

-Y es precisamente por eso que eres la persona más egoísta sobre la faz de la tierra, lárgate ahora.

Sirius salió de ahí sintiéndose como en los últimos días, lleno de rabia, frustración, remordimiento, por años había querido otra oportunidad para poder acercarse a Severus pero ahora que la tenía estaba asustado y su instinto le hacía cometer tonterías que hacían sentir mal al pocionista.

Sus pensamientos fueron cortados cuando una estampida de estudiantes corrieron hacia la oficina por la que había salido tan solo momentos atrás, se impresionó cuando los niños entraron sin siquiera preguntar, tuvo que volver sobre sus pasos para poder apreciar la escena, pero lo que vió le rompió el corazón. Los chiquillos Slytherin corrieron asustados hacia su jefe de casa y este los abrazaba como un padre amoroso, solo era un recordatorio de lo que nunca tendría con Snape.

Sin querer torturarse más, se fue de ahí tratando de alejar los pensamientos sobre una familia que nunca tendría.

-¿El siguiente será un Slytherin?- preguntó Pansy aferrándose a la túnica de Severus.

-No, nada les pasará a ustedes- y por su magia que nadie tocaría a sus niños.

-¿Dónde está Draco?- fue el turno de Theo

-A salvó con sus padres- los niños y Severus voltearon a ver a Abraxas quién se encontraba en el marco de la puerta- y ustedes deberían empacar para ir con sus familias, de mi cuenta corre que ningún Slytherin salga lastimado.

-Abraxas- Snape sentía una gran admiración por el hombre debido a sus logros académicos en el área de magia oscura, incluso él era quien había desarrollado algunas patentes en las pociones pero, tampoco olvidaba que el hombre era difícil y había hecho complicadas las cosas con Remus y Lucius, incluso con Draco- ha pasado tiempo.

-Severus, mi muchacho- también era el hombre que lo había cobijado durante sus años de estudio- ¿no tendrías problemas en ayudarme a enseñar a nuestros niños, verdad?, clases privadas y con los mejores maestros del mundo, tú los coordinarías, por supuesto.

Snape no sabía que decir pero los ojos asustados de sus alumnos le hizo valorar la opción, Hogwarts era maravilloso pero ciertamente ya no era segura.

-¡Señor Malfoy!- ahora los niños corrieron a los brazos de Lucius.

-¿De verdad nos iremos de Hogwarts?

-¿Tendremos clases en la mansión?

-¿No le molestará a Draco?

-¿El señor Remus también nos puede enseñar?

Lucius solo suspiró ante las muchas preguntas viendo a su padre y a Severus, si bien la mansión era grande, era el espacio de Draco y aunque su hijo quería mucho a sus amigos, también quería y necesitaba su espacio, tener a unos cuantos niños en la mansión todos los días no sería muy placentero para Draco, pero por otro lado, no tenía opción.

-Si, arreglaremos todo para que terminen el año en casa.

Abraxas sonrió satisfecho

Enchanted to meet youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora