Dos almas heridas y destinadas a amarse se volverán a encontrar, que lastimosamente en una vida anterior no lograron ser felices. El destino puede ser muy curioso y tal vez un poco misterioso, nunca sabrás lo que sucederá en tu vida y en la vida de...
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Habían pasado dos días desde el día de la boda, ya era domingo y obviamente no se podían quedar sin su luna de miel. Mina había preparado un lugar a unos cuantos kilómetros de las afueras de Seúl, irían a unas cabañas que eran muy hermosas y el invierno ya se acercaba, era la estación favorita de las dos, así que sería un gran viaje.
— Cariño, ¿A dónde iremos? — Una Chaeyoung muy emocionada veía el paisaje por la ventana del automóvil.
— Es una sorpresa, pronto verás a dónde iremos. — Mina le dedico una cálida sonrisa. — ¿Quieres dormir un rato?, será un viaje algo largo.
— Estoy bien, no te preocupes cariño. — La coreana entrelazo sus manos y ambas sintieron.
Al cabo de unas cuantas horas Chaeyoung se quedó dormida, Mina sabía que era una pésima co-piloto, porque siempre se quedaba dormida. Con el paso del tiempo ya se acercaban al lugar, todo se veía increíble, el atardecer ya estaba cayendo y las luces del lugar eran calidas.
— Realmente es hermoso.
Mina fue la primera en bajar, tenía que pedir las llaves de la cabaña y ver si estaba todo listo. Hizo un pequeño check in, fue hacia la cabaña y la abrió, cuando regresó Chaeyoung seguía durmiendo en el auto.
— Mi amor, ya llegamos. — La japonesa abrió la puerta del co-piloto para tratar de despertarla, pero al cabo de unos minutos decidió cargarla. — Tú si que eres un tigre dormilón.
Mina caminó con Chaeyoung en sus brazos, seguía sin despertar a pesar de todo el movimiento que había hecho, la coreana tenía el sueño profundo, la dejó en la cama de la habitación del piso de abajo.
— Dios mío Chaeyoung. — Mina rió y negó con la cabeza. — En lo que despiertas me daré un baño y terminaré aquí.
Mina se dió un largo baño con agua caliente, el aire frío podría entrar en la cabaña. Al terminar de puso una bata y de las maletas busco un atuendo un tanto elegante, terminó de arreglarse y entró a la habitación en dónde estaba Chaeyoung, aún estaba departamento y tenía los cabellos revueltos con una cara de no sabe ni en dónde está.
— Mi amor, buenos días. — Mina se burló. — Ve a darte un baño, te tengo una sorpresa y que bueno que despertaste, creía que iba a llamar a una ambulancia porque mi esposa no despertaba.
Chaeyoung rió. — Perdóname cielo, me quedé dormida en el camino y estaba algo cansada. Me daré un baño rápido que tengo hambre.
— Apúrale, para que podamos cenar.
Sin más que decir Chaeyoung se dió un baño no tan largo y se colocó una ropa muy linda para la vista de Mina, se veía tan sexy y hermosa, bueno, eso siempre se ha dicho.
Mina abrazo a la coreana por la espalda y le tapó los ojos con sus manos, a donde irían sería a la azotea de la cabaña.
— Iremos lento porque no puedes ver, no vaya a ser que te me caigas.
