CAPITULO 3

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—Andrew recuerda que tienes que estar media hora antes— decía mi hermana al otro lado de la línea mientras yo buscaba que ponerme

—Sí, Ashley ya lo sé— repetí por tercera vez

—Es que eres muy olvidadizo— se quejo

—Cuando se trata de ti, no— comente

Ay, por favor ambos sabemos que eso no es cierto.

Oh! Tu calla.

—Aja— pude escuchar como abría un paquete —tengo algo que darte, que se que te va gustar— mencionó con un poco de emoción

—oh... entonces sí que debería apurarme para ir por ti— cuando por fin termine de buscar la ropa perfecta me encamine hasta mi escritorio donde tenía un reloj, para ver que solo tenía una hora para salir

—Bueno te dejo.— con eso colgó la llamada

Ingresé al baño y una vez ahí me miré al espejo. Si que luzco fatal. Pensé. Me veía algo cansado y con una expresión de "me quiero morir".

Entre a la ducha y deje que el agua fría cayera por todo mi cuerpo, el agua fría me ayuda mucho a acomodar mis pensamientos y relajarme.

(***)

Una vez  salí, empecé a vestirme con la ropa que escogí. Por último tome mi reloj y lo coloque en mi muñeca de la mano izquierda. Me mire al espejo por última vez notando que necesitaba una arreglada de cabello, pero no me gustaba peinarme por nada del mundo.

Así que aplique la misma técnica de siempre, removí un poco mi cabello con las manos haciendo que quedara abierto en forma de libro pero no tanto y con un poco de volumen.

Salí de mi casa y empecé a manejar hasta el aeropuerto.

Una vez llegué me percate de algo, había demasiada gente.

Debí suponer que estaría lleno ya que mucha gente suele salir de viaje para visitar a su familia por navidad o cosas así. Yo que sé.

Creo que esta vez no lograré pasar desapercibido.

Cuando entré me sorprendió la cantidad de gente que estaba y no precisamente con maletas si no otra cosas que parecían ser ¿carteles? Si, definitivamente, eran carteles con el nombre de mi hermana. Me di cuenta que estaban aquí porque su ídola llegaba recién de viaje y seguro querían fotos y grabar videos con ella.

Deduce que mi hermana publicó por redes sociales que estaría hoy en el aeropuerto para todas aquellas persona que quisieran fotos o autógrafos. Ella siempre hacía lo mismo, al ser tan querida siempre había decenas de personas esperando.

Y a mi siempre me tocaba venir por ella y soportar todo esto, sin contar que me termina obligando a dar fotos y firmas para nuestros fans.

Intentaba pasar desapercibido, pero para mi mala suerte no lo logré ya que alguien logró verme y atrajo más gente de lo que esperaba. Fue entonces cuando me acorralaron y empezaron a pedir fotos y preguntar cuándo saldría mi hermana.

Sus gritos llenos de emoción y felicidad me empezaron a aturdir, estar rodeado de mucha gente siempre fue mi detonante para un ataque de pánico. A pesar de siempre estar rodeado de gente desde muy pequeño jamás me he acostumbrado hasta el día de hoy, batallo para ir a entrevistas, firmas, y todo ese tipo de cosas.

Justo cuando me empecé a sentir asfixiado llegó alguien a salvarme la vida.

—¡Atrás por favor! ¡Dejen pasar al joven, más tarde tendrán lo que quieren!— era un guardia de seguridad seguido de otros dos y un chico, con una capucha.

Una noche estrellada (Bl)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora