CAPÍTULO 10

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Me desperté tras escuchar golpes en mi puerta demasiado insistentes.

Me removí un poco en la cama y me lleve las manos a la cara para despertar bien, pero los golpes en la puerta no se detenían solo cesaban unos segundos y después volvían a sonar.

¿Pero quien carajos golpea tanto mi puerta?

—Pasen.— digo lo suficientemente alto para que escuchen al otro lado de la puerta.

Lo cual funciona porque entra mi hermana algo desesperada y asustada.

—¿Estás bien?— pregunta rápidamente acercándose hasta mi lado y sentándose en la orilla de la cama

—¿Por qué no lo estaría?— pregunto algo confundido

—Te he mandado mensajes y no respondes, también llevo mucho tiempo tocando tu puerta y no abres.—Dice moviendo las manos —Pensé que tal vez algo podría haberte pasado.

—Solo estaba dormido.— le informo para calmarla un poco

—No me había dado cuenta.— dice en un tono de ironía —Bueno baja a desayunar, aunque no se si a las doce del día todavía se le puede llamar desayuno.

—Yo creo que no.— digo para incorporarme en mi lugar.

—¿Seguro que estás bien?— pregunta de nuevo poniendo su mano en mi mejilla —¿No te sientes enfermo?

—¿Por qué las preguntas tan repentinas?

—Te veo más pálido de lo normal últimamente — explica —, además tus manos están frías.

—¿Qué?— bajó la mirada para ver que ahora tiene su otra mano en la mía. —, estoy bien, no tienes que preocuparte.

—Sí tu lo dices— quita su mano de mi mejilla pero no de mi mano —, bueno ya baja a desayunar y te advierto que mamá está en la sala con unas visitas no muy agradables. Y lo más probable es que quieran hablar contigo por que me ha preguntado ya tres veces por ti en la mañana y eso es raro.

Suspiro pesadamente pasando mis manos por la cara.

—Lo sé. Es desagradable, pero tienes que bajar…– dicho esto se pone de pie y comienza a caminar a la puerta pero antes de abrirla se gira y me mira —...No puedes evitarla todo el tiempo.

Sale de la habitación cerrando la puerta. Sin más me pongo de pie y me miro al espejo, aun llevo el pijama puesta pero eso no me interesa y llevo calcetines. Tomó mis sandalias de lado de mi cama y me las coloco, acto seguido voy al baño y me hecho agua en la cara para despertar mejor y lavarme los dientes.

Mi hermana tiene razón, me veo más pálido de lo normal…Tal vez tengo que comer más.

Sin más salgo de mi cuarto y bajó las escaleras sin hacer ruido, pero al llegar al final escucho varias voces conocidas desde la sala seguido de la risa de mi mamá. Me acerco lentamente intentando pasar desapercibido para que mi mamá no me vea y me hable.

Pero no resulta para nada como pensé, cuando estoy por terminar de cruzar la sala para llegar a la cocina me mareo y pierdo el equilibrio, entonces intentó sujetarme de un estante pero terminó tirando un adorno de cristal de mamá.

El ruido del cristal quebrándose contra del suelo resuena en toda la casa provocando que todos los presentes miren en mi dirección, entre ellos mi mamá. Miro al piso donde yace el adorno quebrado, que antes era un loto con destellos azules. Mis manos empiezan a temblar por alguna razón que no sé y siento mi corazón acelerarse.

Se lo mucho que mamá quería ese adorno, se lo dio el abuelo hace años porque sabía que mamá amaba esas cosas. Y ahora estaba roto… por mi culpa.

Una noche estrellada (Bl)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora