CAPÍTULO 8

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Antes de iniciar me gustaría decir que este
capitulo esta dedicado a una lectora muy
fiel a mi que ha estado esprando esta actualización mas que nadie. (JessDai27_)❤️

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¿Por qué siempre termino aceptando todo lo que me propone mi hermana?

Ah, ya recuerdo tal vez sea porque perdí una apuesta con ella en una ronda de ajedrez. Aún sigo sin creer que me haya ganado. ¿Cómo es posible? Si tengo títulos en eso que demuestran que soy capaz de jugar contra un profesional.

Así que ahora tengo que estar caminando entre pasillos llenos de estudiantes persiguiendo a mi hermana, tratando de pasar desapercibido con sólo unos lentes de sol para cubrirme los ojos y vestido por completo de negro.

Tratando que no se me perdiera de vista o eso intente porque hace ya más de diez minutos que la estaba buscando y no aparecía por ningún lado. Cuando por fin me canse salí a tomar aire fresco al patio de este instituto en el que estaba. Me di cuenta que habían cambiado varias cosas desde la última vez que yo había estado aquí. Como que ahora en el campus había más árboles, las gradas ya no eran de madera y metal, si no de cemento las cuales tenían protección para que no ocurrieran accidentes.

Caminé a una de las gradas más cerca y me senté hasta arriba, agotado de tanto caminar. Me quité los lentes y los coloque en el cuello de mi camisa para poder ver bien. Estaba sentado con las piernas abiertas, algo encorvado y los brazos recargados en mis rodillas mirando a una ardilla que estaba en la rama de un árbol a punto de entrar a su escondite. Estaba tan concentrado hasta que llegó un chico y arruinó el momento.

—¿Las ardillas son bonitas no crees?

Me quedé desconcertado al escuchar aquella voz tan familiar, pero miré por arriba del hombro y me encontré con la mirada oscura del rubio. Me quedé mirándolo por unos segundos, llevaba ropa normal y una mochila negra.

Esta vez no mire a sus ojos. No quería decir una estupidez como la del otro día en la biblioteca.

—¿Qué siempre que nos vemos tienes que hacerme preguntas?

—¿Ah?— se asombra por el tono de voz que usó y se hace para atrás —¿solo te pregunte si las ardillas te parecían bonitas?

—¿Y?...Que yo recuerde cada que nos vemos tu me haces miles de preguntas. — tuerzo la boca

—Pero esta vez solo fue una.— se cruza de brazos indignado, pero no dura mucho pues vuelva a hablar —, y bien ¿Te parecen bonitas o no?

—Solo de lejos…

Miro el árbol y veo que la ardilla ya se ha ido. Seguro que se metió a su escondite. De un momento a otro escucho como abren un algo que parece ser un ¿tupper? Miró en dirección al rubio y como lo pensé antes si es es un tupper abierto. El está a punto de comer lo que parecen ser fresas cubiertas de chocolate en forma de corazón.

Hago una mueca de desagrado ante esto. No me gustan las fresas desde que era niño.

El rubio parece percatarse de que lo estoy mirando así que cuando está a punto de llevarse una a la boca me mira con confusión y habla.

—¿Quieres una?— me extiende el tupper donde yacen las demás fresas que no ha tocado.

—No, gracias.— respondo de una manera amable ocultando mi desagrado.

Una noche estrellada (Bl)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora