1 𝑬𝒔𝒑𝒆𝒄𝒊𝒂𝒍 🇦🇷-🇷🇺

101 13 0
                                    

En una tarde, en medio del bullicio de la ciudad, se encontraron en un café dos hombres cuyos destinos alguna vez estuvieron entrelazados por el amor. Colombia y Argentina, ex amores cuyas vidas se habían separado en un giro inesperado del destino.

Colombia, con ojos oscuros llenos de culpa, se encontraba en la silla frente a Argentina, quien mantenía una mirada fría y distante. El aire estaba tenso, cargado con el peso de los recuerdos dolorosos y las palabras no dichas.

—¿Por qué lo hiciste, Colombia?—Argentina preguntó con voz áspera, su corazón aún cicatrizando las heridas del abandono.

Colombia bajó la mirada, incapaz de enfrentar la tormenta en los ojos de su ex gusto amoroso.

—Lo siento, Arge. Me equivoqué al dejarte ir. Estaba confundido... Eres el único para mí.

Una risa amarga escapó de los labios del argentino.

—¿El único para ti? ¿Después de abandonarme por él? ¿Después de destrozar mi corazón en pedazos?

Las palabras cortaban como cuchillos afilados, y Colombia sintió el peso de su propia culpa aplastando su corazón.

—Lo sé, no hay excusa para lo que hice. Pero te amo, Arge. Te amo cada día más, incluso más que china.

Argentina se levantó de su silla, con los puños apretados y los ojos llenos de lágrimas reprimidas.

Argentina—

—No puedes simplemente volver y esperar que todo vuelva a ser como antes. Dejaste a un lado nuestra confianza. Destrozaste mi corazón. Y ahora, ¿esperas que te perdone con unas cuantas palabras bonitas?

El café se llenó de silencio, solo interrumpido por el latido agitado de los corazones rotos.

—¡Argentina!—

Entre lágrimas y suspiros, se separaron una vez más, cada uno cargando el peso de lo que podría haber sido y lo que nunca sería.

—¡ARGENTINA!—

El sudamericano de un brinco se levantó de aquel sueño que parecía realista, se pegó fuertemente con la cabeza del ruso. Los dos, adoloridos, se sobaron la cabeza, argentina con el susto aún, abrió sus ojos y miró al frente del él aquel europeo que nunca se separaba de él. El ruso aún sobándose la frente se sentó en la cama al lado de él y después de un momento más lo vió.

Parecía chistoso, el latino estaba despeinado y con una cara de sorpresa, usualmente es lo que ha estado mirando con frecuencia en las mañanas.

—¿Otra pesadilla?— Rusia preguntó preocupado, mientras le sobaba la mejilla.

El argentino simplemente asintió se levantó de la cama y se fue directo al baño, serró la puerta con seguro y apoyo su cuerpo en la madera hasta deslizarse hasta el piso, se quedó allí sentado pensando en aquel sueño. Estaba cansado de eso, durante 3 meses tuvo el mismo sueño, no lo soportaba más. Ver su rostro frecuentemente lo está afectando.

—¿porque tuvo que ser así?—se pregunto en voz baja, su cabeza se agachó hasta solamente mirar la blanca baldosa del baño.—Nunca fuí malo contigo ¿Porque me pagas de esta manera tan amarga?

Siento que no me lo merezco.

El desayuno estaba servido, Rusia miraba como el despechado castaño solo jugaba con la comida, algo angustiado pensó detenidamente en que hacer para alegrar a el argentino. No paso nada por su mente había utilizado todas las posibilidades para tratar de arreglar durante los últimos tres meses, pero nada lo lograba, ni siquiera los helados que era lo que más disfrutaba y mucho menos el mate.

𝑵𝒐 𝒍𝒐 𝒔𝒂𝒃𝒆𝒏 🇨🇴-🇨🇳 𝑪𝒐𝒎𝒑𝒍𝒆𝒕𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora