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La vida de Jeon Jungkook, es del típico joven que obtiene todo gracias al trabajo y dinero de su padre. Envidiado por su estilo de vida, pero odiado por su mal carácter hacia las personas.

El motivo es sencillo, Jungkook, no vive con su madre ya que sus padres se divorciaron. El joven vive en la enorme casa con su padre, pero pareciese como si solo él y las sirvientas viven en la casa.

Sí, puede sonar al típico chico desagradable, pero no lo es, si bien a él no le importa dar ese aspecto, pero el que sus padres nunca le enseñaran como ser buena persona o que se siente recibir un abrazo y un poco de interés, tal vez y solo tal vez, el chico no tendría la personalidad que él dice tener.

Su abuela la cual, perdió a los quince años había sido la única persona la cual presentó un poco de interés en su vida.

Jungkook, se encuentra en su cama dejando salir un sinfín de suspiros de frustración, deseando no haber hecho lo que hizo esa noche.

—Joven Jungkook, debe levantarse.

Se escuchan unos cuantos golpes en la puerta acompañados por la voz de una de las sirvientas.

Sin decir nada, Jungkook, se remueve furioso sobre su cama y recuerda lo que sucedió esa noche.

Flashback....

Jungkook, había salido de fiesta como todos los viernes, unos cuantos tragos demás sabía que le afectarían y demasiado, pero como todo joven prefería que lo admiraran a que se burlaran de él.

Con su nivel de alcohol elevado junto a sus amigos, si es que se les puede llamar amigos, el chico que conducía se detuvo bruscamente y dejó que su novia bajara del auto para que vomitara. Jungkook decidió bajar del auto junto a su amigo, Hoseok.

Observó el pequeño local con el enorme letrero en la parte superior Miradas de esperanza, perdido por el alcohol, Jungkook, tomó un embace el cual aún contenía cerveza y lo lanzó hacia una de las ventanas de local.

—Mierda, Jungkook —se quejó Hoseok, tratando de impedir que entrara al edificio por la ventana.

—Déjame —espetó, tratando de evitar que su amigo lo detuviera. —Suéltame —se removió de manera brusca alejándose de Hoseok y cayendo al pavimento de manera brusca.

—Jungkook, vas a meterte en problemas.

Hoseok continuaba con su intento de hacer entrar en razón a su amigo, el cual era dominado por el alcohol que había ingerido.

Con dificultad, Jungkook, se encontraba entrando al lugar, el chico que los acompañaba junto a su novia regresaron al auto, pero al observar que su amigo estaba por entrar al lugar el chico que conducía también quiso hacerlo.

—No lo hagas, Jay —le pidió Hoseok.

—Cállate aguafiestas —reprochó, entrando al lugar después de Jungkook.

Unos cuantos minutos y el lugar que estaba completamente ordenado había sido desordenado y destruido por Jungkook y Jay.
Las palabras que Hoseok les decía a ambos no valieron de nada ya que los dos chicos las ignoraron por completo, mientras balbuceaban cualquier estupidez y destruían todo a su paso.

Jay, golpeó la pared provocando que las luces se encendiesen y que los vigilantes observaran a Jungkook.

Al percatarse que los vigilantes habían atrapado a Jungkook abandonó el lugar, subió a su auto y le rogó a Hoseok que los sacará de ahí con la mentira de que Jungkook se había ofrecido hacerse cargo de todos los daños.

Dos días después, Jeon Jungkook, había sido llevado a la corte ante una jueza y ante el dueño del local.

El hijo de uno de los grandes empresarios de Busan había sido dictaminado a un año de servicio social en el lugar que él mismo había destruido. Debía reparar todo lo que daño, hacer lo que se le ordenase y quedarse en turnos extra si era necesario.

Through my eyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora