Capítulo 12: Cuenta Pendiente

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Sus sentimientos hacia Sansa Stark eran confusos, si bien esa joven no fue quien le clavó directamente el puñal en el corazón, sí fue una gran participe de su caída. ¿Qué objeto tendría traerla en "su ayuda"? Tampoco dejaba de pensar en los otros, en aquellos que estarían en algún lugar del reino, buscando dar con ella. ¿Acaso alguno de esos sería Daario, Gusano Gris, Jorah... Drogo, o peor aún, Jon?

Los gritos del público alentando las justas la sacaron de ese letargo. Volvió a mirar a Missandei sin poder creer que ella realmente estaba ahí, Tywin fui hábil al momento de inventar una historia convincente, aunque en realidad nadie le dió mucha importancia, pensaron que era una extranjera llegada al torneo con quién Daenerys había hecho buenas migas.

—Mi reina...

—Solo Daenerys —susurró la Targaryen.

—Sí, lo siento, Daenerys —dijo Missandei notablemente incómoda—. Ese niño es muy bueno en las justas.

Danny observó al niño que su amiga le señalaba, era Lucerys Velaryon.

—¿Luke? ¿Por qué lo dices?

—Ha ganado cada justa, a veces incluso parece que caen antes de llegar a su lado. ¡Le temen!

Aunque Missandei hablaba con inocencia, no había nada inocente en ese acto. Danny había estado tan distraída con todo lo que estaba ocurriendo que olvidó por completo el torneo y lo que podría pasar ahí.

En la siguiente contienda de Luke, se dió cuenta que efectivamente, su contrincante caía justo segundos antes de chocar contra el niño.

«Por los dioses, si Lucerys gana como novato tendrá que enfrentarse al que esté ganando como caballero...»

Y quién estaba ganando, sin ser sorpresa para nadie, era el principe de la corona, Aemond Targaryen.

Todo eso era una treta, armada por Aemond para poder tener a Lucerys y su sucia venganza. Incluso para él, todo eso era bajo.

—Debo irme, Missandei, teng algo que hacer. Si alguien te pregunta por...

—Fingiré ser sorda —dijo la naathiense con una sonrisa.

Danny le sonrió de regreso, no tenía forma de agradecerle lo suficiente a los dioses por el regalo de tenerla a su lado.

La falsa Vysselmont se encaminó hacia las caballerizas, ignoró a los caballeros a medio vestir, y a los curiosos que la observaban como si fuera algo de otro mundo. Su objetivo era claro y no paro hasta estar frente a él.

—Sé lo que estás haciendo y te exijo que lo termines, o hablaré con el Rey sobre eso.

Aemond Targaryen estaba a medio vestir, llevaba los pantalones sin atar y la camisa abierta. La miró divertido, como si hubiera estado esperando su llegada.

—Buenas tardes a usted también, mi Lady —le dijo.

—Fuera —les ordenó ella a quienes acompañaban al príncipe.

Muy pocos se retiraron, los demás esperaron alguna señal del Targaryen para dejarlo a solas con ella.

—Pueden irse —dijo él—. ¿Y tú, acaso vienes a desearme suerte en las justas?

—Lucerys Velaryon es un niño.

Aemond movió las cejas sin entender su punto.

—Arreglaste el torneo para vengarse, ¿no es así?

—¿Vengarme? —repitió incrédulo—. Vaya que te has enterado muy rápido de todo lo ocurrido en esta parte del mundo.

—Debes parar, Aemond. Las consecuencias que traerá serán terribles.

La Princesa Del Mañana | Daenerys x AemondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora