La Princesa Del Mañana | Daenerys x Aemond

Capítulo 3: Viejo León

Tywin Lannister tenía una sonrisa triunfal en el rostro, pero fuera de eso, no expresaba nada. Ese hombre tenía la culpa de su vida en el exilio, de las desgracias por las que pasó, de una infancia amenazada con muerte.

—Debes tener muchas preguntas —dijo él.

La cena jamás se llevó a cabo, ella se descompuso y tuvo que volver a su habitación, pero pasadas un par de horas, aquel atemorizante hombre se hizo presente en su alcoba, con un té de ajonjolí y menta, que por supuesto, Daenerys no probó.

Todo eso debía ser una pesadilla, o quizá estaba en alguno de los Siete Infiernos compartiendo con todos aquellos que destruyeron a su familia, en cualquier momento aparecería Robert Baratheon.

—Odio la magia —admitió Tywin, sentándose en un sillón de cuero—. Mi hermano Gerold en cambio era un gran aficionado, dicen que viajó a la Vieja Valyria a intentar recuperar la espada ancestral de la Casa Lannister. Estaba seguro que una vez ahí, obtendría poderes, ¿puedes creer tal absurdo? Lo más seguro es que obtuvo la muerte, pero nadie lo sabe, lleva décadas desaparecido. Bueno, estando en la situación en la que estamos, quiero decir llevará décadas desaparecido, ya que eso aún no ocurre.

—Esto no es real —susurró Daenerys.

—¡Oh, sí que lo es! —replicó el hombre— Para mi desgracia debo aceptar que esa llamada "magia" es real, de otra forma no me explico qué hago aquí si hace solo un día estaba cagando después de haberme cogido a la puta de mi hijo y puf... Tyrion apareció y no hubo más. Solo un cielo rojo y...

—Una diosa —dijo ella— ¿Por qué demonios te enviarían a ti? Tú tienes la culpa de todo, traicionaste a mi padre, lo asesinaste.

—Ese fue Jaime, no yo —la corrigió—. Pero lo habría hecho de haber estado en esa posición, tu padre era un monstruo.

—No peor que usted.

—Me importa un carajo la gente, el pueblo, el rey, lo único que me importa es mi familia, es lo único que prevalece y lo más importante en mi familia era Johana, mi esposa —por primera vez Tywin Lannister expresó algo en su rostro, confuso, muy parecido al genuino dolor— Amaba a Johana más que a nada, era una buena Mano del Rey, respetado por lo que hice con los Reyne de Castamere. Tu padre le temía a mi poder, y decidió atacarme dónde más me dolía.

—¿Le hizo algo a tu esposa?

Tywin esbozó una sonrisa siniestra.

—¿Algo? —repitió furibundo—. Él acabó con ella, la llevó al borde de la locura. Aprovechó que yo estaba fuera de la capital para violarla tantas veces como quiso, de cualquier forma imaginable, incluso inventó nuevas formas de tortura. Para cuándo volví, Johana no era capaz de pronunciar palabra. Por cierto, le hizo todo eso estando embarazada de Tyrion.

Daenerys no pudo ni siquiera imaginar todos los horrores que su padre hizo con esa pobre mujer.

—Sé que mi padre era un monstruo, ¿pero qué hay de los hijos de Rhaegar, de Elia Martell?

—¿Qué hay de los miles de inocentes que quemaste en Kings Landing? —replicó con prisa—. Porque vaya que lo ví todo.

—¡Era necesario!

—Igual que la muerte de Elia —refutó.

—La torturaron, era una pobre mujer inocente, la partieron en dos.

—Y tú quemaste a bebés en sus cunas, a madres recién paridas, a padres que eran el único sustento de su familia, quemaste a niños que apenas empezaban a caminar y a ancianos que esperaban cansadamente la muerte —sus ojos verdes brillaban furiosos— No eres mejor que yo ni por un poco, el dolor te llevó a hacer cosas atroces, a mi también. Perder a Johana hizo que nada más importe, solo quería ver destruido a todos los que tenían algo que ver con los Targaryen.

—¿Y por eso te enviaron aquí, para destruirme? —Daenerys observó a su alrededor buscando algo con qué poder defenderse, pero nada le sería de utilidad, todo estaba demasiado fuera de su alcance para ser una verdadera amenaza.

Aunque Tywin era mayor, se mantenía en una buena forma. Podría detenerla fácilmente.

—Estoy aquí para ayudarte —sonrió— Mi Casa se fue a la ruina después de mi muerte, Tyrion heredó Casterly Rock y lo llenó de putas y vino. En menos de diez años todos estarán muertos porque a mí estúpido hijo se le ocurrió poner al enemigo más grande de la humanidad como el Rey de los Siete Reinos.

—Acaba de decir que no le importa nadie.

—Mi Casa sí —afirmó el anciano— Si salvas a tus dragones, mi Casa seguirá siendo tan poderosa como siempre. Tarde o temprano algún Lannister se casará con un dragón y todo resuelto.

—¿Y qué ganará usted con todo esto?

—Los Lannister prevaleceran, es lo único que me importa.

—¿Y el futuro? —preguntó Daenerys.

En todo ese tiempo no se planteó jamás el cómo afectarían sus acciones al futuro, si Rhaenyra heredaba el Trono, Jacaerys Velaryon la sucedería, Viserys II jamás tendría el Trono y por lo tanto, su propia rama familiar se vería destruida. Tal vez incluso ni ella misma existiría.

Tywin sonrió con suficiencia, como si fuera algo obvio.

—¿Acaso no te lo dijo? —inquirió el mayor—. Los dioses son así, viles y engañosos. Pero déjame explicarte, no hay un futuro para nosotros, no como lo conocemos. ¿Alguna vez has pensado en el "hubiera"?

—Por supuesto —afirmó la joven.

—Bien, este es nuestro "hubiera". Existe el futuro que conocemos, en el que Brandon Stark o mejor dicho el Rey Nocturno destruye a la humanidad, nosotros haremos un nuevo futuro, uno en el que los dragones sean capaces de hacerle frente a la amenaza helada. No importa quienes sean sus jinetes, no importa si tú o yo nacimos o no, lo que importa es que estarán preparados para eso y tendrán la fuerza suficiente para enfrentarlo, pero, ¿qué crees? Tú y yo estaremos aquí, tendremos una vida aquí, una segunda oportunidad de vida mejor dicho, podríamos buscar grandeza y vivir una larga y feliz vida sin que nos importe un carajo el futuro. Pero yo pienso hacer mi parte, yo traje a Tyrion al mundo, le dí poder, de cierta manera es culpa mía que Brandon Stark se hiciera de Westeros. Tengo una deuda pendiente y un Lannister...

—Siempre paga sus deudas —terminó Daenerys.

Era demasiada información que procesar, pero la respuesta era fácil. Ya había vivido una vida difícil, una infancia dolorosa y una muerte a traición. No dejaría que su Casa sea mellada nuevamente, aunque para lograrlo tuviera que trabajar con aquel que deshonro a su familia, Tywin también tenía una deuda con ella, y tarde o temprano, se encargaría de hacérsela pagar.