Capítulo 36: R'hollr

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La forma en la que Alys la había llamado le asustaba, nadie ahí lo sabía, solo aquellos que eran viajeros como ella. Esa mujer era aterradora en las historias, y en persona mucho más. Tenía algo malvado en su interior y se sentía incluso a la distancia.

—Sé bien quien eres —dijo Rivers—. No aquí, por supuesto, sino allá de ese lugar de dónde vienes. He visto lo que eras, tu grandeza, tu poder. ¿Qué tienes aquí?

—Una familia —respondió sin dudarlo.

Alys sonrió como si ocultara algo.

—¿Familia? —repitió la pelinegra—. ¿Llamas familia a lo que has formado? ¿Tywin Lannister, Sansa Stark?

Tenía que aceptar que lo eran, no le habría importado lo que pasara con ellos si las circunstancias fueran diferentes, pero como estaban las cosas sabía que cada uno se necesitaba, eran como eslabones en una gran cadena, unidos y fuertes. Eran una casa, eran una familia.

—Son mi familia —dijo Danny—. Aemond y mis hijos también.

—Una familia que oculta cosas, que conspira en tus narices —siseó Alys como una víbora—. ¿O acaso sabías que tú supuesto padre planea casar a los hijos de Helaena con un Lannister?

Tywin había dicho que no buscaba gloria para la Casa Lannister, era difícil de creer pero también era posible. Si de alguna forma los Lannister conseguían dragones se volverían aún más pretenciosos.

—¿Sabes los secretos que Sansa y la reina Alicent esconden? —siguió diciendo ella—. O incluso tu más leal amiga...

—¿Qué sabes de Missandei?

Alys tamborileo los dedos en su Trono.

—Ella es feliz del otro lado del Mar Estrecho —respondió—. Pero no está sola, ella y Aegon están juntos, disfrutando de una vida de ensueño mientras tu piensas que no pudiste despedirte de él.

—Aegon murió, Sansa y la reina...

Por supuesto, Sansa y la reina lo sabían, ellas firmaron parte de ese encubrimiento. Era lo que las había vuelto cercanas, por eso Alicent fue a su boda, por eso Missandei no se despidió de ella, porque tenía que irse en cuánto Aegon estuviera mejor.

—Incluso tienen ya un hijo —le dijo la bruja—. Ella también te mintió.

Todos a su alrededor tenían secretos, todos le estaban escondiendo algo, y ella confiaba en cada uno de ellos. Sansa ya era Lady Greyjoy, pronto buscaría poder para sí misma tal como lo hizo antes. Tywin Lannister no podía olvidar que era un león, eso era imposible, él estaba aferrado a lograr que fueran la casa mas poderosa del futuro.

—¿Quieres saber qué pasará si te quedas aquí?

El aire apestaba a azufre, las lluvias se colaban por los rincones del castillo y hacía demasiado frío. Hubo humo, aunque no supo de dónde provenía, el olor se hundió en sus fosas nasales como un veneno. Se cubrió el rostro para no sentirlo más, pero no podía evitarlo, al abrir los ojos de nuevo el trono de Alys ya no estaba, en su lugar un enorme brasero encendido ardía con fuertes llamas danzantes. El fuego parecía susurrar palabras.

Ven... Ven...

Ella caminó a tientas hasta llegar ahí, intentó tocar el fuego pero su mano ardió, la retiró con la piel a punto de ampollarse.

—Puedes evitarlo, puedes cambiarlo...

Las llamas empezaron a tomar forma, vió tres dragones volando sobre Kings Landing uno de ellos caía en picada dentro del Red Keep, el otro se hundía en las aguas de Blackwater y el tercero seguía de largo hasta Antlers. La bandera del fénix ardía y cambiaba de color, la puerta roja de su Torreón ahora era completamente blanca. Vió a un Kraken arrastrarse desde el mar hasta el castillo, destruyendo todo a su paso. Todo se volvió negro, solo podía oír a Drogon rugiendo de dolor.

—Para renacer de las cenizas, primero deben morir —dijo el fuego.

Daenerys se liberó de ese trance. Otra vez estaba con Alys en el salón de Harrenhal. La vió más vieja de lo que estaba tan solo momentos atrás.

—Ya viste lo que pasará, y es inevitable —sus palabras se sentían más pesadas—. Pero puedo enviarte de regreso, no tendrás recuerdos de nada. No irás a Westeros, podrás tener una feliz vida en Essos con Daario Nahaaris, aquí lo condenaste a no existir cuando mataste a su antepasado. Podrán tener hijos, todos los que conoces seguirán con vida, serás una reina. Incluso podría ayudarte a tener a Jon, R'hollr lo guiaría hacia ti, jamás participarías en la guerra.

—Y la muerte arrasaría con todo —dijo Danny—. Nadie mataría a Bran Stark y él destruiría todo el mundo conocido.

—¿Crees que los dioses que te trajeron aquí esperaban que salvaras el mundo?

Era exactamente lo que le habían pedido, lo que le habían mostrado a todos los regresados eran las visiones del fin de la humanidad. Todo por Bran.

—Es una falacia, solo los enviaron aquí para que la muerte llegue antes. Brandon Stark no es el primer cuervo de tres ojos —Alys se sirvió un líquido verduzco en una copa transparente—. El cuervo de tres ojos pronto nacerá, y traerá la devastación a este mundo, ¿no lo entiendes Daenerys Targaryen? No hay forma de salvar a nadie.

Danny estaba impactada con esa revelación y con todo lo que implicaba. Sus hijos, sus amados hijos, se matarían entre ellos y causarían una gran devastación. La Danza de Dragones era inevitable, sin importar cuales fueran las consecuencias, la muerte caería sobre ellos y la desgracia arrasaría con los dragones.

Era egoísta pensar solo en ella, en disfrutar los pocos años de paz que le quedaban, pero aún mantenía la fé en que podía cambiarlo. Había logrado cosas imposibles, ella era la sangre del dragón, la madre de dragones, debía evitar la catástrofe.
Además, estaba Aemond, no podría dejarlo. No podría solo borrarlo de su vida, porque él era su esperanza. Era su familia y sabía que lo amaría pese a todo el dolor que estaban a punto de recibir.

—No me iré —su voz sonaba temblorosa—. Y tú no volverás a intervenir en nuestras vidas.

—¿No quieres saber cómo terminas, Khaleesi del mar de Hierba?

Al no tener una respuesta la pelinegra solo atinó a sonreír. Camino con ella hasta el gran patio del enorme castillo, en dónde Drogon se movía agitado como si aquel ambiente lo pusiera particularmente hostil.

—La muerte por fuego es la más pura —Alys aceptó su destino y esperó a que las llamas del dragón la envolvieran por completo. El fuego atravesó su carne y consumió sus huesos hasta dejarla convertida en un montón de polvo negruzco.

Se quedó sentada en ese viejo castillo por varias horas, recordando todas las visiones y profecías que la vida le había marcado. La mayoría de ellas ya estaban cumplidas y otras tanto solo se acumulaban en su mente, se apilaban una sobre otra queriendo mostrarle lo más oscuro de su propia humanidad. No podía volver a perder el control, pero sí debía alzar sus barreras. Evitar el peligro, ponerlos a todos a salvó.

Regresó a Antlers llegada la noche, Aemond aguardaba por ella con el rostro de pocos amigos.

—Alys está muerta —escupió sin más—. Pero me dijo varias cosas antes de irse, ¿Tú sabías lo de tu hermano?

Aemond se puso de pie y movió la cabeza confundido.

—Aegon está vivo, él y Missandei están del otro lado del Mar Estrecho —las palabras de Daenerys no cargaban irá, hubiera estado feliz por ellos pero la habían traicionado—. Solo nos tenemos el uno al otro, y a nuestros hijos. Es hora de terminar con esta farsa, que ellos sigan jugando aquí, nosotros tendremos algo más grande. Vamos a conquistar Meeren, estaremos lejos de esta falsa familia, debemos conseguir nuestra propia gloria con fuego y sangre.

Aemond se quedó de pie, mirándola como si no reconociera a la mujer que tenía en frente. Daenerys estaba consumida por algo mucho más grande que el odio: la decepción.








Notita

Disculpen que llevo mucho sin actualizar, me han ocurrido muchas cosas, terminé una relación de años, estuve enferma, fue mi cumpleaños, y en fin, ya todo va poniéndose mejor.

Espero les siga gustando la historia, que creen que pase con Danny?

La Princesa Del Mañana | Daenerys x AemondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora