El mundo no era muy diferente al actual cuando Sana podía caminar. Hace quince años el aquelarre le designó a su aprendiz Nina, una chica de dieciséis años que al principio no soportaba y suplicaba para que se la quitaran de encima
años antes de su trágico destino en la torre de cristal, Sana estaba en Fort Sterling, a su edad ya pensaba haberlo visto casi todo con respecto al mundo de los humanos aunque siempre se terminaba por llevar un montón de sorpresas que le recordaban lo poco que sabía en realidad
La tierra siempre fue un lugar precioso, lleno de paisajes, un poco aporreado por los goteos de humanidad que pintaban de colores grises y marrones, particularmente, en las montañas nevadas, donde la piedra con la madera formaban las casas amontonadas entre si.
Aunque los humanos olvidaban ocasionalmente que este mundo no era solo de ellos, sino de los seres mágicos
Nina observaba desde la cima con binoculares, abrazada de una gruesa capucha que se empujaba para un lado por la fuerza del viento al mismo ritmo que su cabello, una vez dio un ultimo vistazo, se quitó los prismático, suspirando
—No hay nada, ¡llevamos dos días viendo nada!—Se quejó Nina, arrojando los binoculares hacia Sana—¡¿Y por qué tengo que llevar binoculares si puedo usar mi vista de halcón?!—
—¿Eres idiota o qué? Si usamos magia los detectores la reconocerán y para antes del atardecer nosotras dos estaremos colgadas de una soga. O mucho peor, vendrá una acechadora—
El principal defecto de Nina era su enorme impaciencia, estaba siempre desesperada para que las cosas ocurrieran, mientras que Sana era todo lo contrario y solía tener un montón de discusiones con respecto a las estrategias cuando les encargaban una misión
A pesar de eso, Sana comprendía la frustración de Nina, hace ya una semana que estaban en las montañas en una supuesta misión secreta. Sana sonrió mientras tomaba a su aprendiz de los hombros y se la llevaba colina abajo, hacia una cueva que llevaban habitando desde que llegaron
Sonriendo, dejó a Nina sentada enfrente de la entrada, quien seguía con su expresión de frustración tener su cara sostenida por las manos como si estuviera rindiéndose, Sana regresó con un tazón de madera que parecía contener comida, acercándolo para que pudiera ver el almuerzo de hoy
—¿Es...estas son?—
—Manzanas de Avalon y cordero en coco—
—¿Pero de...de dónde? ¿Ha estado yendo a Los caminos en secreto?—
—Se que es tu comida favorita, pensé que te ayudaría a pasar estos días, y cuando puedas ser tan astuta como yo podrás darte este tipo de escapadas—Se justificó, sentándose a su lado con un plato de solo lechugas—Come, anda—
—¿Solo va a comer eso?—
—No tengo mucha hambre—Respondió, pero Nina había cortado varias porciones para compartirle—No, en serio—
—Oiga, si vamos a estar aquí mas tiempo lo mejor será que se alimente, no soy tan fuerte como para cargar con usted si se desmaya—
Sana carcajeó, mientras que se acercaba mas a su aprendiz cuando el frío comenzó a azotarlas de manera implacable
—Gracias, pequeña tornado—Dijo con cariño
A pesar de que Sana era muy estricta en las misiones y tenía siempre que discutir contra su obstinada aprendiz, en el fondo la amaba, jamás había sentido este tipo de amor como el que despertó Nina en su corazón
Ese tipo de amor que no siendo necesariamente romántico, te obliga a proteger a una persona que estimas, que a pesar de que se caía y era derrotada siempre esperabas verla de pie o estar allí para ayudarla a volver a levantarse. Eso sentía Sana por su aprendiz

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Aftermath (Sahyo G!P)
FanfictionEl camino de Jihyo tomaría un rumbo diferente cuando Sana regresa a su vida y se ve obligada a cuidarla