Capítulo VI

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―Y por último esta es el comedor, el señor Douma tiene su comedor privado en otra parte. Él no suele entrar aquí a no ser que esté interesado en alguna de nosotras.

―¿Él se interesa por ustedes... de otra forma?―Pregunté intentando ser lo más prudente posible.

―Solo ha pasado una vez que vino varias veces por la misma persona. Normalmente cuando el pregunta por alguien...―Me miró seriamente a los ojos como si se estuviera preguntando en si podía confiar en mí.

―Puedes decirmelo―Le sonreí con amabilidad. Necesitaba ganarme su confianza si quería que me contara todos los secretos de Douma―. No le voy a decir a mi amigo lo que me digas de él, si eso es lo que te preocupa.

Me volvió a mirar esta vez fijándose en mis pupilas, como si pudieran decirle si lo que decía era verdad. 

―El amo Douma recibe a muchos con tal de que le sirvan y lo alaben, en especial chicas. Casi nunca hay hombres. Solo hay tres en todo el lugar y es por que haceres que normalmente los hombres por su fuerza pueden hacer mejor― Señaló con la mirada el trío de chicos que hablaban animadamente con una chica.

―O sea que me quieres decir que recibe más a mujeres que hombres, no por su función de labores en el templo si no por...

Asintió ante mi sospecha y me indicó que nos sentáramos en una mesa alejada a tomar té antes de finalizar el recorrido.

―Dicen que el amo se lleva a la mejor chica cada semana y normalmente nunca vuelven. La mayoría están cegados por su creencia de que es un Dios solo por su belleza, y cuando te elige significa que te volverás parte del Dios o algo asi, pero yo no me lo creo―. Dijo para luego ofrecerme té, el cual yo rechacé amablemente.

Sabía lo que hacía Douma con esas chicas, con razón es tan fuerte. Tiene comida asegurada siempre.

―¿Y si ya sabes lo que pasa porque no te vas?

―No puedo―Respondió con una expresión de tristeza en su rostro―. Nadie puede salir de aquí, esa es la condición para entrar a servir en el templo. Además, si lograra escapar no tendría a donde ir.

―Pero, ¿no es mejor largarse y mendigar por ahí a saber que un dia te puede escoger y hacerte cosas inimaginables al punto de matarte?

―Tal vez tienes un poco de razón, pero al menos yo no me preocupo tanto porque tengo 26 años. Él casi siempre escoge a chicas jóvenes que quedan flechadas por su encanto y apariencia.

¿No le bastaba con tener mantenerlas encerradas si no que encima se comía la carne fresca? Cada vez me daba más asco este tipo.

―Debemos irnos―. Se levantó y le indicó a una chica recoger lo que quedaba de té―. Ya hicimos esperar mucho a nuestro señor, volvamos a su habitación.

Yo asentí, siguiéndola.

Cuando íbamos a mitad de camino le pregunté sobre algo que no tenía sentido en todo ese templo raro.

―¿Cómo ganan dinero? 

―Bueno, el señor Douma hace una especie de procesión todos los domingos en la noche, pasa por algunos pueblos y hacen shows. Así consigue donaciones y sobretodo nuevas integrantes. Además― Se detuvo y se volteó hacia mí para susurrar algo que me dejó con una mala espina―. Nadie sabe como lo hace, pero vende figuras de hielo al punto de ser estatuas. Se venden muy bien porque no se deshacen aunque la temperatura este en más de 40ºC. La única condición es que no se expongan al sol. 

Con que esa era la técnica de Douma, manipular el hielo a su antojo. 

Continuamos el trayecto hasta llegar a la habitación principal otra vez. 

Dulces sueños - (Tanjiro Demonio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora