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Mis ojos recorren el rostro de la persona frente a mi, y doy un paso atrás, confundida

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Mis ojos recorren el rostro de la persona frente a mi, y doy un paso atrás, confundida.

—¿Cómo me llamaste?— las palabras que salen de mis labios generan que el frunza el ceño por unos segundos. ¿Acaso escuché mal?

—Lalisa— responde rápido, casi al momento que terminó de cuestionar lo anterior. Dudosa abro la boca para hablar, pero no consigo hacerlo, pues un pitido en mis oídos genera un leve malestar.— ¿Pasa algo?— cuestiona y niego lentamente. Probablemente sea una confusión, ¿Verdad?

—Llévame con Jin.— pido nuevamente, y empiezo a dar pasos lentos hacia la puerta, con la esperanza de dejar el lugar en el que estado Dios sabe cuántos días. Lugar en el que pese a haberme acogido, aún sembraba desconfianza en mi interior, una fatal desconfianza.

—Te ayudaré.— se acerca a pasos rápidos y largos hasta la puerta, y una vez allí, la abre, para luego envolver sus dedos en mi muñeca y pasarla tras su cuello, a la misma vez que su otra mano se aferraba a mi cintura. Tiemblo. Su cercanía ha erizado mi piel por algún motivo, y eso... No me gusta.

—Gracias.— siento como mira mi rostro, pero yo solo mantengo la vista fija en los pasillos que estamos cruzando.— Por cierto, antes pregunté cuántos días llevo aquí, pero no me respondiste.— le recuerdo, con un deje de molestia en la voz. Porque sí, agradecía el hecho de que el azabache me haya cuidado durante los días en los que estuve inconsciente, pero necesitaba salir de aquí, necesitaba volver con mi familia y contarles lo ocurrido. Necesitaba... Retomar mi vida, aunque estuviera sin Jin.

—Lo lamento— empezamos a bajar las escaleras, por lo cual siento como sus dedos hacen presión en mi cintura, y su tacto quema mucho más que antes. En realidad todo el quema, es como si estuviera ardiendo en fiebre.— Es tu séptimo día aquí.— miro en su dirección y nuestros orbes chocan, quedándose así por unos segundos, casi como si fuera imposible no observarlo.

—¿Estás enfermo?— inquiero cortando el ambiente que se forma entre nosotros y el me mira confundido. —¿Tienes fiebre? Tu temperatura corporal no es normal.— sin querer toco su pecho, y por un segundo puedo notar como cierra los ojos, para luego abrirlos al instante.

—No te preocupes.— esboza una sonrisa, y momentos después, nos encontramos en la primera planta. Una vez ahí miro todo a mi alrededor, y caigo en cuenta al observar por la ventana, de que está lloviendo a cántaros.

Inclusive el clima sabía mi estado de ánimo, o eso parecía ocurrir.— Por aquí.— empezamos a caminar hacia una puerta que parecía ser la trasera. Una vez estamos a punto de salir, Jungkook murmura unas palabras en mi oído, mismas que no logro escuchar en cuanto visualizo una lápida desde el umbral.

Pasos alejándose se oyen al segundo y suspiró triste. Por alguna razón ahora me sentía envuelta en una tristeza infinita, tristeza que parecía consumirme hasta que yo dejara de existir.

—Jin— tratando de salir de ahí, un golpe me hace trastabillar cuando la lluvia me envuelve, y con ella el aroma a tierra mojada. Mis ojos llorosos se dirigen hacia el origen, y paro la caminata cuando un niño pequeño se levanta al instante del piso.

—L-lo la-lamento m-mucho, Luna. No vol-volverá a ocurrir.— la forma en que me llama me hace tener un extraño sentimiento, casi como un Deja Vú, así que sin saber cómo reaccionar me quedo callada. En su lugar, la pequeña figura luego de dar varías reverencias seguidas se va huyendo de ahí, dejándome confundida, mucho más que antes inclusive. ¿Luna? ¿Qué demonios era eso?

—Lalisa, aquí está el para- — pasos amortiguados gracias al agua se oyen, pero poco o nada me importa mojarme, solo quería estar ahí, con él.— Demonios, ¿Por qué no me esperaste? Te dije que-

—Déjame— apenas un susurro sale de mis labios al estar frente a la lápida de Jin. Hasta este punto mi cuerpo se encuentra empapado gracias a la tormenta, y el frío se ha colado en mi sistema, casi calándome los huesos. — Deja que me despida de él.— mis orbes se dirigen a los suyos, y el me escanea con sus ojos de tormenta, casi como si deseara transmitirse algo, sin embargo, al final asiente, alejándose a pasos lentos casi tortuosos.

—Jinnie— sonrió triste, caminando con lentitud a la lápida hasta estar a solo centímetros de ella.— Al final me dejaste sola, ¿Eh?— las primeras lágrimas se deslizan por mis mejillas, y un nudo se forma en mi garganta, casi ahogándome.— No cumpliste tu promesa, eso... No lo esperaba de ti.— limpio mis lágrimas rápido, como si el estuviera presente y no quisiera que me vea llorar.— Lamento todo, lamento que hayas muerto aquí, por mi culpa.— sorbo mi nariz, mientras miro a los alrededores buscando algo desconocido. — te prometo que cuando vuelva con mis padres, los traeré aquí. Porque sí, mereces un entierro digno, mi vida.— un fuerte viento se hizo presente, moviendo las copas de los árboles a mi alrededor y solo causando que temblores empiecen a invadir mi cuerpo.— Te amo, Jinnie, así será siempre.— limpio por última vez mis mejillas, y al segundo siento unos brazos envolverme. Un calor abrazador me embarga y sonrió poniendo mi cabeza en el pecho de la otra persona.

Me siento fatal.

—Lo lamento — asiento perdida en mis pensamientos, mientras empezamos a alejarnos de ahí, para ingresar nuevamente en el hogar de la persona a mi costado. — Lalisa, deberías de descansar — por el rabillo del ojo noto como sus orbes me escanean pero me mantengo callada.

—Luna— la única palabra que abandona mis labios genera que el cuerpo de él se tense al instante. Me alejo unos centímetros de él, y lo observo en silencio.—¿Qué significa eso, Jungkook?— inquiero usando su nombre por primera vez, con la esperanza me diga lo que quiero saber. Desde su lugar, el solo se mantiene callado.

—¿Quién te dijo aquello?— el agarre que aún mantiene en mi cintura se hace más fuerte, y de un momento a otro, el silencio reina en el lugar. Inclusive el sonido del agua golpetear no llega a mis oídos, casi como si estuviéramos encerrados en una burbuja.

—¿Qué significa?— repito cruzando los brazos sobre mi pecho, y sintiendo mi corazón latir más rápido.

—Eres tú— su cercanía aumenta cuando se inclina hacia mi, invadiendo mi poco espacio personal. Abro los ojos sorprendida.— Tu eres Luna.— el susurro en mi oído me eriza la piel, y genera que mis manos empiecen a sudar. ¿A qué se refiere?. Abro la boca para cuestionar las incógnitas que están en mi cabeza, pero es imposible. El azabache se aleja de ahí a grandes zancadas, dejándome sola. Y casi al segundo, los sonidos que antes no lograba captar, rompen el silencio que se había formado. 

Nota de la autora: volviendo después de meses, sorry, pero tuve algunos problemas y la inspiración se fue

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Nota de la autora: volviendo después de meses, sorry, pero tuve algunos problemas y la inspiración se fue. :( 

Espero esta actualización les guste, los tqm. 

℘ camouflage ──  ❛liskook❜ [hombres lobo; au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora