Todo Con A

capítulo 2

Me tiré de espalda a mi cama con mis manos en mi rostro, frustrado. 

Quiero dormir. 

Quería reconciliar el sueño aunque sea un rato. No había descansado muy bien desde anoche. De tan solo recordarlo...

— Y para finalizar subrayó estas palabras. — subraye la página con un marcador amarillo. 

Rggg...

Tengo hambre.

Cerré mi libro ya que había finalizado mi hora de estudio. Me saque los lentes para luego levantarme de mi escritorio y dirigirme a la cocina o nevera. Opté por la nevera que era algo rápida. Al abrirlo me encontré con una manzana y banana.

Luego iría de compras. 

Me encontraba en un debate de cuál fruta elegir, al momento que estaba por elegir
escuché que tocaron la puerta, cerré la nevera para acercarme a la entrada.

—Olivia, abre la puerta! Me olvidé de mi llave...

Era la voz de una chica.

—Olivia!! Por favor... —Se detuvo un momento —  o Rosi! ¡¿ya llegaste?!

¿Sabrá que está en el departamento equivocado?

¿Le digo?

Nah, se dará cuenta solita.

Se puso a tocar repetidas veces además de fuerte y no paraba de gritar como que le abrieran la puerta, los nombres de esas chicas, que se olvidó la llave y por último estaba contando cómo le fue en un festejo de nose que.

Me cansé. ¿Era el único que la escuchaba?

Fui a abrir la puerta, no negaría que me encontraba molesto por el ruido que está haciendo. Tomé la manija de la puerta y abrí.

Me encontré con una chica de entre 18 y 20 años sentada en el suelo, tarareando una canción mientras observaba sus manos como si fuese a descubrir un mundo nuevo ahí, parece infantil.

— El pollito pío, el pollito pío... 

Volteó hacia mí.

Entrecerró los ojos para analizarme de pies a cabeza. 

— Oye. Este no es tu departamento. — hable con indiferencia. 

Mi intención era cerrar la puerta luego de decirle eso, si no fuera que la chica se levantó torpemente pero rápido para acercarse a mí. 

— Sí..sí es mi departamento.

¿Qué? ¿Acaso no sabe cuál es su número de vivienda?

— Este no es su departamento. ¿Sabe cuál es su número de departamento? Este es 509.

— No, es 506. –Señaló la puerta. 

Pude confirmar mis sospechas. Está ebria. 

— No lo es, es 509. —Volví a repetirlo.

— Pero aquí dice 506 lo que técnicamente hace mi departamento. —Volvió a insistir. — Mira.

La obedecí, para que dejara de insistir y se marcharán, ya tenía bastante hambre.

Quería acabar con eso.

Me dirigí a la puerta delantera donde estaría mi número y quedé en shock al encontrarme con el 506. 

¿Pero cómo?...

—¿Lo ves?

—¿Tu hiciste algo?

—¿Por qué lo haría?

— No sé. Para robarme o algo así. Yo me voy. —No se como lo hizo pero me metí a mi departamento, no podía confiar en una desconocida. Al momento de cerrar puso su pie.