01. hi percy

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Cheryl estaba teniendo un día terrible

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Cheryl estaba teniendo un día terrible.

Después de rogar durante años para salir del Campamento Júpiter durante el invierno y estudiar como una adolescente normal, nunca imaginó que los profesores serían tan estupidamente estrictos. Ahora se encontraba en la biblioteca pública de Manhattan, rodeada de veinte libros sobre mitología griega, aunque ella no era fanática de los griegos. Suspiró de frustración mientras hojeaba un libro sobre Neptuno, o como decían los griegos: Poseidón.

Los romanos nunca fueron entusiastas del dios Neptuno, y ahora Cheryl tenía que hacer un trabajo de cinco hojas sobre él. Dejó caer su cabeza entre las páginas con sus cabellos pelirrojos esparcidos sobre la mesa. Todo lo que deseaba era que fuera viernes, el día en que Jason venía a visitarla y ambos podían actuar como dos niños normales, o al menos lo más cercano posible.

No sabía cuánto tiempo había pasado lamentándose sobre la historia de Neptuno cuando sintió una mirada penetrante sobre ella. Levantó levemente la cabeza y se encontró con unos ojos azules frente a ella. Frente a Cheryl había un chico de su edad, con ojos azules y rizos color rubio arenoso. Pasaba su lengua por sus labios nerviosamente, como si estuviera debatiéndose si hablar o no. Cuando se dio cuenta de que lo había atrapado mirándola, se sonrojó intensamente.

Cheryl alzó una ceja con cansancio. -¿Se te perdió algo?- preguntó.

El chico abrió los ojos sorprendido. -¡No! No, yo... ¿puedo sentarme aquí? Es que todo está ocupado-dijo, jugueteando con sus dedos nerviosos con su tono de voz bajando, mientras su mochila azul colgaba de sus hombros.

Cheryl sonrió levemente con diversión y se cruzó de brazos sobre la mesa. -¿Ves mi nombre en la mesa?- preguntó com cierta ironía, alzando una ceja.

-Oh, ah, ¿no?- tartamudeó el rubio.

-Entonces sí, puedes sentarte- dijo Cheryl, mientras se enderezaba en su asiento y volvía a sus libros.

El chico se sentó rápidamente, tropezando con la pata de la silla y haciéndola sonreír discretamente. Pasaron unos minutos en silencio hasta que él rompió el silencio.

ᴇɴᴅ ᴏꜰ ʙᴇɢɪɴɴɪɴɢ - ᴘᴇʀᴄʏ ᴊᴀᴄᴋꜱᴏɴ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora