Entre la luz y la oscuridad (adamsapple)_(versión español)

TEASER: El primer amor

Lucifer era curioso. De todos los ángeles, él era el favorito de Dios y eso le hizo preguntarse por qué creo a los humanos. Estaban bien con lo que tenían, un paraíso ene l que convivían con sus hermanos, pero no, Dios tuvo que crear a unos seres imperfectos y regalarles la inmortalidad, Lucifer no lo entendía.

Es por eso que observaba. Todos los días bajaba al Edén a ver a las creaciones de Dios. Primero había un solo hombre, desnudo, y rodeado de animales siempre. Parecía feliz, tenía la piel bronceada y siempre una sonrisa en la cara. Adán. Nunca se había atrevido a acercarse de todas formas, al principio le daba escalofríos. Luego una mujer, Lilith, de pelo largo y esbelta.

Sin embargo, cada vez que bajaba, sentía más curiosidad por aquel hombre. En algún sentido, le recordaba a él cuando era más joven, esa ilusión y esas buenas vibraciones que hace que los animales no le teman y quieran pasar tiempo con él. Aunque no parecía llevarse bien con la mujer.

Un día Lucifer bajó decidido a acercarse a él. Sentía tanta curiosidad que no podía con ella, había llegado a su punto máximo. Cuando llegó al Edén pudo Localizar a Adán sentado bajo el árbol, un ciervo y un par de conejos estaban echando una siesta junto a él que parece también dormido. Fue en ese momento que Lucifer decidió acercarse, y verlo más de cerca. Voló sigilosamente hacía él como si de un búho se tratase y se arrodilló a su derecha. Miro al humano de arriba abajo, tenía músculos, pero no demasiado marcados. Un bonito color bronceado y un pelo color otoño bastante brillante. Lucifer se quedó examinando su cuerpo un rato, mirando su cara más de cerca. Por lo que a él respectaba, era parecido a los ángeles solo que su piel era de color diferente. Y no tenía alas. Ni magia, vaya desperdicio, pensó.

Cuando volvió la mirada hacia la cara de Adán vio como los más preciosos ojos color amarillo, lo miraban de vuelta. Eran cálidos, como el verano, brillantes como el sol, y Lucifer se quedó embelesado mientras se miraban con curiosidad.

Esos ojos, esos mismos ojos que lo miraban desde donde los caníbales intentaban comérselo.