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La mañana estaba muy fría sin duda sus pequeños pies estaban entumecidos, la linda omega no tenía nada más que una cobijita de fresitas en un acogedor colchón y su maletita con sus cremas.

—Extraño a mamá—Suspiro pesadamente  mientras se hacia bolita en el colchón, y ese no era ni de ella.

La graciosa señora omega se la prestó, quizás por compasión no le interesaba pero tenia mucho frío y mucho miedo de esta nueva etapa.
Había notado que su vecindario estaba lleno de gente fina, ya estaba una semana en aquel conjunto residencial y varios vecinos salían de sus casas con ropas demasiado finas antes sus pequeños ojos.

—Pequeña bolita azul son gente finísima, y tu mami solo tiene camisetas sacadas de películas de Adam Sandler. Les falta estilo de la moda—Hablaba Jennie a su barriguita sin bultito.
No se sentía sólita al fin y al cabo tenía un granito en su vientre.

Con sus ojitos curiosos miraba los lujosos carros de sus vecinos.

—Si yo tuviera dinero me compraría un carro rosa bolita zul, ¿Qué dices? Mami y tu en una aventura con un carro rosa.

Derrepente la aparición de una elegante de mujer de cabello anaranjado llamo su atención. Jennie juraría que veía a una diosa, le encantaba la gracia y la belleza que desprendía aquella chica al caminar.
Hasta el labial rosa que portaba parecía de terciopelo y muy caro.

—Es la vecina bolita azul, es muy elegante algún día veraz a mami vestida así. Ojalá...

Quizás Jennie estaba subestimando a su pequeño destino.

Smile :) Jenlisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora