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Jennie tenía unas pequeñas vacaciones por parte de sus jefes, pues habían decidido ir a la isla Jeju, por su 60 aniversario de conocerse.

Sin duda ellos serían su estándar de relación, se amaban tanto que el señor Kim cada que observaba a su omega podía ver la ternura en sus ojos y la delicadeza con la que le trataba.

Por lo tanto ella se mantenía arreglando su casita para la navidad, quedaban pocos días para este.
Se había permitido comprar un pequeño árbol y  decoraciones.

El pavo era pequeño pero sabía hacerlo, antes del desastre su madre le enseñó adobarlo, podría decir que era su especialidad.
Derrpente mientras decoraban su refrigeradora con ojitos y un sombrero de Navidad, se le vino el pensamiento de su vecina.

No la había visto en días, sin duda empezó a preocuparse pues todas las mañanas solía verla practicar bailes de kpop, y aunque ella amaba twice. Le daba vergüenza bailar ese tipo de canciones.
Pero a su hija le ponía música clásica para que fuera más inteligente.
Sin duda que su propia madre.

Su celular empezó a sonar What is love de twice, asomando un número desconocido. Curiosa lo tomo para contestar.

—Diga.

—Jennie... soy... soy tu vecina—La alfa en cuestión sonaba muy adolorida, las alertas de la omega se encendieron.
Con mucha rapidez tomo su abrigo y corrió a la casa de alado.

Lisa con un aspecto deplorable le recibió, pero al instante al abrir la puerta principal se desplomó en el piso.

La Omega miró aterrada la escena, notando el enrojecimiento de la cara en la alfa.
Sabía que su temperatura era alta.

—Alfa tonta.

Dijo tomándola de los hombros para llevarla a su habitación en su casa, pues la de Lisa era demasiado grande para su gusto. Demasiado egocéntrica y solitaria.

El aroma a canela de su hogar la hizo tener más fuerzas para llevarla a la cama, con sumo cuidado la dejó  recostada.

Arropandola con su mantita de pingüinitos.

Jennie podría jurar, que la belleza la alfa no la vería nadie.
Apesar de su estado, sus labios aún tenían una coloración rosa, y sus pestañas eran muy lindas.

Con cuidado saco su fleco de sus ojos y la acomodo con las almohadas, había puesto hacer sopa de pollo para su barriguita, tenía antojo de sopa.
Ahora en un pequeño cuenco le daría de comer a la débil alfa.

—losiento  omega.
Jennie se estremeció al escuchar la voz de mando de Lisa, no era una amenazante o de orden. Una voz suave,y aún más se heló por el nombre de omega, cuando siempre la llamaba la niña pingüino.

—Oh  Lisa llego tu celo y no tuviste precauciones, alfa tonta.

Mientras comía la sopa Lisa estaba muy diferente, sus ojos de tono caramelo, ahora tenían una coloración amarilla.
Como si de dos zafiros se tratarán. No paraban de seguir los movimientos de la omega.
Se sentía pequeña a comparación de la alfa, parecía que su parte animal tomaba las riendas de Lisa.

En un pequeño descuido donde Jennie  buscaba en su cajón unos supresores de celo, la alfa la tomó y la acostó junto a ella.
Su respiración era acelerada, sus muñecas aprisionada entre las manos de Lisa si la miraban sentiría que solo debían cortarla para formar una ensalada.
Parecía un tomate.

—Omega, hueles delicioso. Nuestro cachorro te sienta bien.

Los ojos de Jennie se abrieron a más no poder, acaso¿la alfa estaba reconociendo  al pequeño que tenía en su vientre?

—Lisa, tu no eres su madre.

—Soy tu Alfa, es mi hijo lo que llevas dentro de ti, no me siento bien.

Jennie la miro dudosa.

—Solo mimame omega, no quiero hacerle daño a nuestro hijo.

Sin más que decir jennie acató  la orden, no sabía el por qué lo hacía, no sabía por qué demonios le encantaba que la llamara así.
Pero sin duda no sabia que un breve instante Lisa la tomo en sus brazos para besarla.
Un pequeño roce, que juraba jamás olvidaría.

Oh diosmio Jennie lloraría, se había besado a su vecina en su época de celo.
No había marcha atrás y menos estaba preparada para lo que vendría esa semana de celo.

Smile :) Jenlisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora