Capítulo 10

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Morgan

Estoy exhausta y tengo hambre, me duelen las puntas de los pies aparte de que tengo las muñecas maltratadas por los grilletes. Ninguno ha venido a bajarme y ya no sé cuánto tiempo llevo en esta posición.

Después de no sé cuánto viene la bestia a soltarme y cómo las piernas no me sostienen caigo directo al piso dejando caer todo el peso de mi cuerpo mi muñeca izquierda, el dolor me recorre todo el brazo pero no tengo la fuerza para levantarme. La bestia se larga volviendo a cerrar la reja y me quedo dormida allí en el piso en la misma forma tal cual caí.

No sé por cuánto dormí pero me duele hasta el alma porque me quedé en el piso, al mover el brazo izquierdo el dolor me recorre la muñeca y me doy cuenta que la tengo hinchada.

«Excelente. ¿Qué más puede pasar?»

Gateo a la colchoneta y me acuesto allí, cierro lo ojos porque tengo sueño de nuevo y no sé si me inyectaron algo o es por lo cansada que me siento pero es algo muy loco porque he dormido más en esta asquerosa celda de lo que duermo en mi habitación.

≈ • ≈ • ≈ • ≈ • ≈

Me despierto cuando escucho que están abriendo la reja y veo a Kai entrar, me asusto porque no me gusta la expresión de su cara.

-Hola princesita. -dice sonriendo.

«Mierda, está hasta el culo de droga.»

Mi corazón empieza a latir violentamente en mi pecho, veo una de mis sandalias y la agarro si se quiere propasar conmigo tendrá que matarme pero se quedará con un lindo recuerdo de mi fino tacón.

-Lárgate de aquí. -suelto con la voz un poco temblorosa.

-Vamos a pasarla muy bien. -habla sonriendo y me desnuda con la mirada.

Se suelta el vaquero y se baja la bragueta dejando su pene erecto a la vista. No voy dejar que pase de nuevo, primero tendrá que matarme. Me arrastro hasta la pared pero no soy tan veloz porque la falta de comida me resta energía así que me jala de un pie sacándome de la colchoneta para acercarme hasta él raspándome las piernas y los brazos con el piso rústico.

Se monta encima de mí dejando su asquerosa verga en mi abdomen.

-¡No! ¡Déjame! -grito y le pegó fuerte con la sandalia clavando el tacón en su hombro.

-¡Maldita puta! Me lastimaste. -trata de quitarme la sandalia de la mano a la vez que le pego con la otra y me remuevo debajo de él pero es inútil porque no se mueve ni un poco, es enorme el muy desgraciado. Me arranca la sandalia de la mano lastimándome y la lanza lejos.

Cómo puede me agarra las manos pero vuelvo a soltarme y lo golpeo pero no se mueve de encima de mí, se acerca a besar mi cuello y me da repulsión que me toque.

-Tienes una piel muy suave. -habla con la cara metida en mi cuello y yo jalo su cabello pero parece que no le duele.- Será un gusto meterte la verga.

Pasa sus manos por mis caderas hasta llegar a mis senos y los estruja sin cuidado haciéndome sentir dolor.

-¡Suéltame, maldito imbécil!. -grito mientras le pego pero no se mueve.

Se levanta de repente y saca una navaja de su bota llevándola hasta el cuello de mi vestido y hace un corte pequeño. Estoy paralizada porque pensé que iba a cortarme.

-Mejor guardamos esto porque puede ser peligroso. -susurra devolviendo la navaja a su bota.

Está distraído guardando la navaja así que le doy un puñetazo en la nariz que lo atonta un poco y trato de salir de debajo de su cuerpo.

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