Capítulo 18

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Morgan

Me despierto y no sé por cuánto tiempo dormí, sonara loco pero desde que estoy "secuestrada" duermo un poco mejor aunque sigo teniendo pesadillas pero cómo iba a dormir bien en casa si tengo a mi torturador durmiendo en el mismo piso que yo, acechándome y viendo el momento oportuno para lastimarme.

Me levanto y voy al baño a lavarme la cara para terminar de despertarme, cuando termino voy a la cocina por un vaso con agua y algo de comer porque no he comido en todo el día.

-Rubia. -Me llama Sergey que está en el salón y se levanta.

Agarro un tazón con fresas y me siento en el taburete para comerlas en la barra de la cocina.

-¿Por qué te encerraste? -vuelve hablarme.

-Quería estar sola. -contesto y meto una fresa en mi boca.

-Si fue por lo que dij...

No lo dejo terminar.

-No tranquilo, no fue por lo que me dijiste. ¿A quién le va a molestar que le recuerden que es rehén de unas personas no muy buenas por culpa de su maldito hermano? -le suelto rabiosa de manera sarcástica- Me puedes seguir recordando porqué estoy en este lugar y no puedo irme.

Mis ojos se llenan de lágrimas.

»Yo no tengo la culpa de lo que hizo Dante, ni siquiera conocía a Katerina pero si hubiera podido evitar lo que le pasó lo hubiera hecho con los ojos cerrados porque nadie merece que se impongan a la fuerza y no poder defenderse, es lo peor que te puede pasar -sonrío con tristeza recordando- que luches con todas tus fuerzas y al final tanta lucha sea inútil.

Dejo el tazón de fresas y me voy a la habitación, me encierro de nuevo y no salgo más hasta el otro día.

≈ • ≈ • ≈ • ≈ • ≈

Me despierto temprano, aplico la pomada a mi pequeño tatuaje y salgo después de alistarme, entro a la cocina encontrándome a María organizando unas cosas y a Sergey desayunando al lado de lo que imagino es mi desayuno.

-Buenos días. -digo y ambos me contestan.

Empiezo a comer porque tengo mucha hambre y Sergey voltea a mirarme.

-Rubia, lo que dije ayer fue...

Lo interrumpo.

-Ya olvídalo grandulón, no dijiste mentiras. -respondo empezando a desayunar.

-Tienes razón pero estuvo fuera de lugar, mi comportamiento no fue el mejor.

-Eso es cierto pero ya dejemos el tema, hoy es un nuevo día.

Terminamos el desayuno en silencio y cuando me levanto para ir a mi habitación Sergey se atraviesa obstaculizando mi camino.

-¿Quieres nadar un rato o tomar el sol?. Tenemos una piscina en la azotea. -me pregunta.

Aunque no lo diga sé que es su manera de disculparse.

-¿Vienes conmigo? Aunque no tengo traje de baño. -le informo.

-Espera y te consigo uno, no quiero que Yura me saque los ojos.

-¿Y por qué tendría ese idiota que hacerte algo? -pregunto con curiosidad.

-Olvídalo, cosas mías. -me dice y se pone el teléfono en la oreja.

Me voy a la habitación y enciendo la tele pasando los canales pero vuelvo a apagarla porque no encuentro nada que me interese o entienda. Salgo al balcón a mirar el paisaje y aún se me hace muy loco que en la noche no oscurezca en esta época del año. Escucho que tocan la puerta y veo a Sergey entrar con algo en la mano.

RevengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora