𝟱. 𝘾𝙚𝙡𝙤𝙨

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Caminaba dando pisadas dificultosas por el pasto que se tornaba podrido en el bosque. Trataba de correr, veía una sombra de un chico que parecía pedir mi ayuda desesperadamente, alejandose contra su voluntad. La silueta me recordó a Luke, y yo sentía una sensación de angustia que recorría mi cuerpo por no poder alcanzarlo. Hasta que pise mal, y caí en un hoyo. El tártaro.

Me desperté asustada, mis ojos un poco llorosos, sentí la piel de gallina y un nudo en la garganta. Mire alrededor, aún no me acostumbraba a tener habitación propia. Tomé un par de respiros más para calmarme y bosteze, pensando en el sueño que trataba de quitarme de la cabeza.

Di un largo suspiro, tomandome mi tiempo y me levante de la cama, aún era temprano por lo que nadie se despertó, pero yo no pensaba en dormir tras esa pesadilla. Me frote los ojos y me mire en el espejo, me cambie. Me puse la remera naranja del campamento, la que tenia el nombre y un pedazo negro debajo de las letras junto a unos leggins negros y acampanados junto a mis zapatillas de siempre, Converse, obviamente.

Me termine de preparar, justo para cunado se hizo la hora donde todos se levantaban y trate como pude: Apurarme para no toparme con nadie al salir y llegar mas temprano al comedor, pero apenas abrí mi puerta sigilosamente y me acerque a la principal, una voz familiar me llamó a mi espalda.

-Lucy. ¿A donde vas? -Silena Beauregard, la consejera de la cabaña, mi hermana, (La cual ya mencioné), me detuvo. Aclare mi garganta y me di vuelta, mirándola.

-Eh... Es que... Tenía ganas de comer algo. -Invente como pude mientras me miraba intensamente.

-Aún no abre el comedor. ¿Estás mintiendo? -Me acuso y alzó las cejas, cruzando sus brazos.

-¡No!, Es que... -Tartamudeé con dificultad, tratando de inventar algo.

-Eso creía. Tranquila. No lo sabias. -Me dijo, compasiva, y me sonrio mientras se alejaba, entrando a su habitación de nuevo. Aunque si lo sabía, pero aproveche que ella era relativamente tranquila comparado con los demás consejeros de las demás cabañas.

Había terminado de desayunar, no tenía mucho apetito, pero me había obligado para que después no tenga una sensación de desmayarme a cada segundo

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Había terminado de desayunar, no tenía mucho apetito, pero me había obligado para que después no tenga una sensación de desmayarme a cada segundo. Hoy teníamos entrenamiento, algo que detestaba con todo mi alma, no había algo que odie mas que los deportes o algo que incluya usar espadas. Fuimos al campo y estaba lleno de mestizos, practicando arco y flecha, espada, a puño, etc. Siempre me pareció una imagen muy interesante ver como cada uno estaba concentrado en lo suyo.

El cielo se ponía nublado, parecía que se iba a caer, era obvio que iba a llover pronto. Dioniso supervisaba el entrenamiento, y prácticamente grito que iba a elegir pares. Ahí sentí un temblor recorrer mi columna, esperando que no me toque con nadie que quisiera lamentarme y que preferiría tragar tierra antes de que me toque con esa persona.

Saben a quien me refiero.

Empezo a decir nombres, y quien seria su pareja para el entrenamiento. Valentina, de la cabaña de Afrodita con Eve, de la cabaña de Atenea, etc. No prestaba mucha atención hasta AQUEL nombre.

OPPOSITES  © - (Clarisse La Rue)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora