OPPOSITES © - (Clarisse La Rue)

𝟲. 𝙏𝙧𝙖𝙞𝙘𝙞ó𝙣

Me desperte de un sueño pesado y profundo, me frote los ojos, aún escuchaba las gotas caer de la lluvia y chocar contra el techo de la cabaña de Ares. Y ah cierto, tenía durmiendo a Clarisse a mi lado, y el hecho de que unos segundos más tarde noté que tenía su brazo alrededor de mi cintura hizo que ponga los ojos en blanco pero no me oponga.

Trate de levantarme con ligereza para no despertar a la hija de Ares, y salir corriendo ahi, pero antes de que pudiera siquiera tratar de poner un pie en el suelo, el brazo de Clarisse me impulso más cerca de ella, impidiendo que pueda moverme. La miré de reojo, sus ojos seguían cerrados pero parecía que su brazo estaba bastante despierto.

Bufé y trate de quitar su brazo de mi, pero no parecía tener resultado ya que seguía teniendo un agarre que impedía que me moviera. No tenía opción, la iba a despertar (Como si ya no lo estuviera).

—Clarisse. —Susurré casi murmurando en un tono suave y apenas terminé de formular mis palabras, me apretó más hacia ella, senti la temperatura que su cuerpo expulsaba debajo de las mantas. Sabía que mis mejillas probablemente se había teñido rosadas porque el corazón me latía tan rápido que sentía que me iba a infartar.

No tuve más opción que seguir ahí acostada, sabia que ni en mil años podría levantarme, más por la diferencia de fuerza entre nosotras. Pero bueno, el esfuerzo es lo que cuenta, algo así.

Pasaron un par de minutos y yo seguía despierta, pero Clarisse en el quinto sueño, los únicos momentos donde parecía tranquila era cuando dormía. Y ahora que se veía tan pacífica, y más dormida que antes, aproveche y fui lo suficientemente escurridiza para salir sigilosamente de la cama. Tomé mi ropa y me cambié en su baño, en estos momentos extrañaba mi maquillaje y mi peine.

Al salir del baño, aún tratando de no hacer ruido y ser lo más silenciosa posible, la hija de Ares seguía durmiendo plácidamente en su cama, con una expresión de cero preocupaciones. Se veía más linda de lo que me hubiera gustado admitir así.

Borre esos pensamientos de mi mente para no quedarme como una rara viéndola dormir y me acerque a la puerta, la abrí tratando de que la madera no rechine y apenas puse un pie fuera de su dormitorio la cerré detrás mío. Pero claro; Los problemas me persiguen, y la peliroja y sus hermanas, también hermanas de Clarisse, estaban esperándome en la puerta de la cabaña, osea: Mi única salida.

Bufé y me acerque a la puerta, alzando las cejas. Quién diría que iba a tener que lidiar con 4 matonas a las 6:30 de la mañana. En todos los momentos así pienso: Mi yo del año pasado no se lo creería.

—¿Dormiste bien? Porque ahora también te vamos a poner a dormir. —Una castaña se burló, haciendo reír a las demas con una frase de primaria que encontras en el lado 2020 de Tiktok.

—Qué. —Murmuré, la incomodidad y pena ajena que estas me provocaban era de otro mundo. A veces ni me creía que algunas de ellas eran hijas de Ares.

La peliroja al ver mi expresión de que me estaba aguantando la risa, se me acercó bruscamente y me agarro del cuello de la remera, estirando la tela anaranjada con sus uñas clavadas en ella.

—Al fin tengo la oportunidad para hacerte trizas. —Me amenazó con los ojos pegados a los míos y una sonrisa increíblemente asquerosa creció en sus labios, de oreja a oreja. Puta madre, ahora si estaba en problemas. ¿De donde iba a sacar fuerza para darme a puños con una hija de Ares?

Entrecerre mis ojos, y antes de que su mano se acercara a mi cara, le di un empujón como pude, ni yo me lo creia: Había derribado a la peliroja la cual desconocia su nombre al suelo de maderas gastadas, no sabía cómo había hecho eso pero tenía que seguir haciéndolo porque pronto la rubia que llebava una coleta se me abalanzó lista para clavarme un par de piñas.