Chapter 10:

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Después de ese emotivo momento, Violeta se retiró a intentar dormir, pero su mente no podía dejar de dar vueltas a todo lo que había ocurrido ese día. El conflicto entre los mellizos, en particular, ocupaba sus pensamientos. Al principio, había mantenido una opinión negativa sobre Franco, pero al reflexionar más detenidamente, comenzó a verlo de manera diferente.
Franco, en su consideración, se revelaba como una persona bondadosa, solidaria y empática. Su personalidad mostraba cualidades que Violeta admiraba y apreciaba. Reconoció en él un chico con un buen corazón y una actitud amable hacia los demás. Además, no pudo evitar notar que físicamente también era atractivo, lo que añadía un nuevo matiz a su percepción de él.
A medida que repasaba mentalmente los momentos compartidos con Franco, Violeta comenzó a experimentar un cosquilleo en el estómago, una sensación de nerviosismo y emoción que no podía ignorar. Sus pensamientos se desviaban hacia la posibilidad de que sus sentimientos hacia Franco fueran algo más que simples apreciaciones amistosas.

Sin embargo, en medio de la euforia de sus emociones, una voz de duda y racionalidad se abrió paso en su mente. ¿Cómo podía estar desarrollando sentimientos tan profundos por alguien que acababa de conocer? ¿Era realmente amor lo que estaba sintiendo, o simplemente una atracción momentánea?
La incertidumbre la invadió, planteándole preguntas difíciles sobre la naturaleza de sus emociones y la rapidez con la que se habían desarrollado. A pesar de la confusión, una chispa de esperanza y emoción seguía ardiendo en su interior.
Después de intentar aclarar sus pensamientos y emociones, Violeta decidió dirigirse a la cocina para prepararse un té y quizás dar un paseo por el patio para despejar su mente antes de dormir. Mientras se encontraba en la cocina, comenzó a escuchar pasos aproximándose hacia ese lugar. Sintiéndose agotada y deseando evitar cualquier posible diálogo en su estado emocional, decidió ocultarse detrás de la mesa, agachada para no ser vista.

En medio de su intento de mantenerse invisible, la presencia de Florencia hizo su entrada en la cocina. Violeta, pensando que la visita de Florencia sería breve, decidió permanecer en su escondite. Sin embargo, antes de que pudiera reaccionar, otra persona intervino en la escena. Era Franco, quien una vez más saludó a Florencia con un gesto que revelaba claramente sus sentimientos de enamoramiento.

Aunque Violeta no los miraba directamente, era evidente para ella que Franco sentía algo más por Florencia. Esta revelación la tomó por sorpresa y la hizo sentir incómoda. Aunque sus propios sentimientos no estaban del todo claros, la situación le causaba un cierto desconcierto. La presencia de Franco y sus emociones hacia Florencia añadían una capa adicional de complejidad a sus propios pensamientos y sentimientos.

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⏰ Última actualización: May 17 ⏰

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