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Después de un par de días fríos y nublados, el calor regresó a la ciudad, obligando a la china a encender el viejo ventilador de la tienda de conveniencia y permitirle recibir un poco de viento del mismo.

Vestía con una camiseta de color negra y ancha,  por encima su chaleco verde —el cual hacía su papel de uniforme— y unos jeans simples; recogió su cabello en un moño y aquello completó su atuendo esa noche.

Dentro de su aburrimiento, había decidido usar el internet tal y como se lo enseñó la coreana. No le fue difícil encontrar vídeos en YouTube que le ayudaran a combatir el aburrimiento durante su turno nocturno.

De un momento a otro, el sueño se apoderaba de sus ojos y la intentaba obligar a dormir, quedándose recostada sobre el mostrador mientras algún vídeo aleatorio se reproducía en la computadora en el fondo, al menos así fue hasta que la campanilla de la puerta principal la regresó a la tierra y retiró el sueño de sus ojos.

Eran las tres de la mañana, así que era el primer cliente que recibía a tales horas de la noche, cosa que llamó su atención al instante. Levantó su mirada a la puerta de cristal a un lado de ella, teniendo una gran sorpresa al notar quién había entrado a la tienda.

—Oh, ¿Song Yuqi? — preguntó con entusiasmo la pelinegra.  —¡No sabía que trabajabas aquí! Que bueno verte. — saludó.

La china se sentía impresionada por aquella inesperada visita, pero se preguntaba, ¿Qué hacía Kim Minnie a las tres de la mañana en una tienda de conveniencia? 

—Oh, hola, Minnie. ¿Qué haces aquí a estas horas? — preguntó confundida. 

—Ah, bueno, suelo trabajar hasta muy tarde. Antes de que tú estuvieras aquí, tenía que ir a otra tienda un poco más lejos, ya que este local no abría de noche, ¡Pero aquí estás! Con razón la tienda está abierta a esta hora. Vivo cerca, así que es una buena ventaja que esta tienda tenga horario nocturno. — explicó.

—Entiendo. — aceptó la explicación y decidió tomar un porte profesional, debía cumplir su trabajo.  —¿Puedo ofrecerte algo? — ofreció.

—Llevaré un café y un par de snacks. — comentó mientras caminaba por los pasillos, hablando en voz alta a medida que tomaba las cosas que compraría de los mostradores. 

Se acercó nuevamente al mostrador donde estaba la caja, dejando los productos encima del mismo. —¿Te tomaste el café que te compré el otro día? — preguntó con curiosidad. 

—Ah, sí. Agradezco mucho el gesto. — hizo una breve reverencia para demostrar su agradecimiento. 

Tomó las cosas que Minnie había llevado y las cobró, para luego meterlas en una bolsa y entregársela.

La china pensó que después de cobrar, la chica simplemente se iría, pero parecía que no tenía intenciones de eso.

—Debes aburrirte mucho estando sola a esta hora aquí, ¿Quieres algo de compañía por un rato? — ofreció con una sonrisa.

—Oh, no te preocupes, debes tener mucho trabajo que hacer. — rechazó la propuesta de inmediato.  —Si estás trasnochando, no deberías perder el tiempo aquí. — comentó.

—No te preocupes por eso, tengo todo controlado. — comentó con seguridad.  —Mira esto. — agregó, mientras salía de la tienda y abría la puerta de su auto, sacando un portátil del mismo.

Regresó a la tienda, colocó la computadora encima del mostrador y arrastró una de las sillas del pequeño comedor de la tienda hacia la mesa donde estaba la caja registradora y computadora de Yuqi.  —Ahora, podemos hablar mientras yo trabajo, así nos hacemos compañía. — explicó con una sonrisa.

𝑪𝒂𝒇é𝒔 𝑪𝒐𝒍𝒈𝒂𝒅𝒐𝒔 » 𝘠𝘜𝘠𝘌𝘖𝘕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora