十三

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Cuando Yuqi analizó la realidad en la que se encontraba, pudo caer en cuenta que tenía una cita mañana. ¡Debía prepararse! 

Se sentía emocionada, pero al mismo tiempo se preocupó, ¿Qué atuendo usaría para su primera cita con Soyeon?

Sabía que causar una buena impresión en la chica era uno de sus objetivos, pero no lograría aquello si usaba los mismos atuendos de siempre; quería impresionarla y sacarle una sonrisa cuando la viera, así que decidió que su próxima misión sería ir de compras.

Su cita sería el domingo, es decir, al día siguiente, así que solo tenía el resto de la noche del sábado para hacer sus compras. Concluyó en que era mejor actuar rápido y sin pensarlo demasiado, así que tomó su cartera y salió de casa para aproximarse a la parada de autobús y de ahí, ir rumbo al centro comercial. 

Caminó por la sala con destino la puerta principal, pero fue detenida por Soyeon con su voz curiosa al notar que la chica iba a salir.  —¿A dónde vas? 

—Voy al supermercado, quiero comprar un par de cosas. — explicó rápidamente, siendo esta la primera excusa que se le ocurrió para liberarse de la curiosidad de la coreana. 

—Puedo llevarte en el auto, ¿Vamos? — ofreció, levantándose del sillón en camino a tomar las llaves de su auto, lista para irse junto a la china.

—No, no te preocupes. — la detuvo rápidamente.  —Descansa, te dejé la cena lista. Quiero caminar un poco y tomar aire fresco. — explicó con una sonrisa. 

Soyeon no pudo evitar suspirar luego de que la china la detuviera, pero sonrió al ver la sonrisa de Yuqi en su rostro mientras la miraba, aceptando lo que le pedía.

—Bien, entonces ten mucho cuidado. Vuelve pronto. — la despidió.

Yuqi asintió.  —Nos vemos más tarde, Soyeon.

Mientras la china caminaba por la calle en camino al centro comercial, recordó todas las veces que ella fue a tiendas con sus padres y hermanos mientras vivía en China, recuerdo que aterrizó de forma automática en su mente una vez observó aquel lugar, como un interruptor para sus memorias de la niñez y adolescencia. 

Si era sincera, odiaba los centros comerciales, no específicamente por el lugar en sí, más se trataba de los recuerdos que estos le generaban, pues no eran los más agradables. 

Tuvo la mala suerte de vivir muchas situaciones de rechazo en varias salidas a estos lugares. Cada vez que pisaban uno de esos centros de compras, sus hermanos recibían regalos y uno que otro capricho que pedían, tal como los helados de vainilla que tanto le gustaban a Yuqi, mientras que ella solo miraba mientras sus padres decían "No tenemos dinero para ti".

No era entretenido para ella ver como sus hermanos se divertían y ella solo era capaz de mirarlos mientras caminaba a su lado, incluso teniendo la suerte de haber ido con ellos, pues en muchas ocasiones solo la dejaba en casa. 

Más allá de eso, creía que aquellos lugares no tenían la culpa de nada y ahora que su vida había cambiado por completo, podría reconciliarse con los centros de compras y tener una nueva visión de ellos, ahora que era independiente y se había librado de todas esas personas que le hacían la vida imposible. 

Llegó al colorido y resplandeciente lugar. La vida en Seúl era bastante movida y a pesar de que Soyeon y ella vivían en una zona tranquila, aquel lugar era todo lo contrario.

Carteles con publicidades desbordantes de colores y luces, tiendas con música en sus interiores, personas caminando de un lado a otro con bolsas de compras y todo un ambiente colorido y resplandeciente; ahora no se veía tan mal, una vez había llegado con una mentalidad diferente.

𝑪𝒂𝒇é𝒔 𝑪𝒐𝒍𝒈𝒂𝒅𝒐𝒔 » 𝘠𝘜𝘠𝘌𝘖𝘕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora