Una posible guerra se avecina, las espadas que han estado inactivas por años comienzan a brillar y la profecía que todos escuchaban de niños comienza a ser verdad.
○Historia Bakudeku.
○Se hablara de otras parejas en el proceso, pero la historia prin...
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Sus cuerpos chocaban entre sí debido a los movimientos en sus caderas, aunque la pelinegra intentaba mantener los gemidos silenciosos con ayuda de su mano derecha, estos seguían escapando de entre sus labios.
Awase beso sus hombros desnudos y salió de su cuerpo cuando sintió su orgasmo próximo, tomando un trapo de tela desgastada y terminando sobre el trapo para luego limpiar bien su miembro.
Su relación había comenzado desde hace mucho tiempo atrás, nadie aceptaría tal cosa debido a que sus tribu eran totalmente diferentes.
Mientras Yaoyorozu era parte de la tribu Dragón, Yosetsu era parte de la tribu Fénix.
—¿Debes irte ya?— cuestionó Yaoyorozu mirando al pelinegro con preocupación.
—Quisiera quedarme más tiempo y lo sabes, pero si me ven aquí podría ser el fin de los dos— alertó el chico con una sonrisa, tomando sus ropas del suelo de la cabaña.
—Lo sé solo que yo...— ella se quedo callada después de eso, nunca quiso ese compromiso, nunca quiso que nada de eso pasará y estaba segura de que Bakugo tampoco lo quería pero, su moral y el como decepcionaria a sus padres la carcomian por dentro en un sin fin de pensamientos.
—Volveré en dos días, lo prometo Momo— murmuró el chico una vez que estuvo vestido, besó a la pelinegra con pasión, la había amado desde muy niño y la seguiría amando aún cuando ella estuviera comprometida.
Salió de la cabaña con cuidado de no ser visto, ante los ojos oscuros de Momo, brindándole una última sonrisa hasta su próxima visita.
La chica suspiro frustrada cuando lo vio irse, poso una de sus manos sobre si frente y cerró sus ojos. Desearía que todo tuviera solución...
Aquellas palabras retumbaron en su cabeza, claro que tenía una solución. Comenzó a tomar su ropa del suelo y se vistió rápidamente, debía visitar a Bakugo lo antes posible.
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Izuku miro atento a la persona que tenía frente a él, recordó entonces su sueño sintiendo un calor apareciente en sí rostro.
No era que sintiera algo por Bakugo, claro que no, apenas lo conocía y además, en su justificación el cenizo era demasiado agresivo como para ser su tipo.
