V. Pasado

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15 años atras:

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15 años atras:

La luz del sol estaba entrando por las ventanas de la pequeña casa, las paredes blancas le daban un toque acogedor al cuarto donde dormía plácidamente un pequeño.

Su cabello rizado en tono verdoso se asomaba un poco por sobre las cobijas, y ni hablar de su pequeño rostro pecoso, un deleite ante tan dulzura y pureza que demostraba en ese momento. Sus pestañas largas que adornaban sus ojos cerrados, los labios ligeramente separados demostrando que su sueño era placentero.

Se removió en la cama y el sol pego justo sobre él, molestando un poco su dormir y abriendo lentamente sus ojos mientras fruncia su entrecejo. Para cuando abrió sus ojos, el pequeño se levantó de la cama y comenzó a frotar estos con ambas manos para intentar quitar la poca pereza restante.

Luego observo mejor el cuarto, hasta que su atención estuvo totalmente en la ventana. Razono unos momentos recordando mejor que día era, y luego sonrío apartando las cobijas de su cuerpo, camino hasta el baño y comenzó a asearse lo más rápido que pudo.

Su día favorito de la semana había llegado con más rapidez de la que esperaba, había estado impaciente por aquel día, preguntando a sus padres día con día cuanto faltaba para el tan ansiado domingo. Y no era para menos, Izuku solía ir al bosque con su padre y madre ese día de la semana, adoraba el lugar y acampaban ahí, durante las noches Hisashi le explicaba acerca de las estrellas.

Corrió por el pasillo cuando salió del baño, buscando de mil maneras a sus padres. Sus pequeños pies frenaron cuando sus ojos vieron directo a su padre, quien le sonreía mientras cerraba un bolso de piel.

—¿Nos vamos?— cuestionó el hombre con dulzura, dejando al descubierto su sonrisa perfecta. Izuku asintió y camino hasta su padre, a quien tomó de la mano sin más.

Ambos salieron de la casa seguidos por su madre, la verdad era, que el bosque no estaba tan alejado de su casa pero nunca lo dejaban ir solo, y como sus padres pasaban casi todo el día atendiendo la biblioteca del pueblo, le era imposible visitar aquel lugar más allá de los domingos.

—Izuku, debo confesarte algo— hablo el hombre logrando que sus ojos castaños se posaran sobre Izuku, el pequeño lo miro con confusión —Debo restaurar algunos libros para mañana, me los han pedido del castillo y seguramente estaremos trabajando. Pero tú madre y yo debemos cumplir nuestra promesa ¿no es verdad?

—Así es, cariño— respondió la mujer sonriendo y mirando a su alrededor la diversa naturaleza.

—Por eso, y solo por esta vez puedes irte a explorar solo pero no debes alejarte demasiado ¿de acuerdo?— el hombre coloco frente a Izuku su mano, levantando su dedo meñique para que el pecoso entrelazara su dedo con el suyo.

—Esta bien papá— asintió.

Para cuando la pequeña zona donde acamparian estaba lista, Izuku se había perdido de la vista de sus padres. Pero el pequeño advirtió que estaría por un río cercano, lugar del que no debía pasar a menos de que tuviera supervision.

Light Swords: En Busca De La Profecía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora