BETTER DAYS - KOOKMIN SHORTFIC [ARG] [TERMINADO]

trece

no, no era nada feliz. ni una mierda.

o sea estaba feliz, sintiendo que todo iba bien. jungkook por fin era su novio, la loli seguía siendo su amiga, tenía un trabajo y no tenía deudas.

y apareció su ex.

eso es lo que más odia de la felicidad, que se termina.

POCO MÁS DE MEDIO AÑO LE DURÓ, LA CONCHA DE LA MADRE.

oooooh to be FAJADO like that... o sea, sí, ya fue a poner una 3040 como se debía y todo, pero son cosas de no olvidar!!!!!!!!!!!!!!!!

no solamente lo volvieron a sopapear, sino que le dijo DE TODO; esa lluvia de palabras hirientes le perforaban el corazón día a día y no podía parar de pensarlas. 

la vida lo trataba como si hubiera parido a judas y aunque trataba de sonreír todo el día, de a poquito comenzaba a costarle cada vez más.

de solamente recordar la vergüenza que pasó cuando le tuvo que decir a jungkook lo que le había pasado, se quería morir de veinte formas distintas. 

por una parte entiende que no es su culpa, pero por otra... ¿es normal sentir tanta vergüenza si la culpa no era suya?

se miraba así mismo en un espejo y lloraba, porque tenía muchos moretones y se veía totalmente demacrado. pálido, ojeroso y estúpido.

la tristeza era el sentimiento más confortante que existía. cuando se está tanto tiempo en ese punto, es difícil salir. justamente porque esa es la parte que la felicidad no tiene. cuando uno está realmente triste, es difícil que algo lo sorprenda o lo empeore. en cambio, cuando estás tan feliz y de repente te arrebatan ese sentimiento, es como si te mataran en vida.

capaz yo sí me lo merecía. algo hice.

¿y ahora? se peleó con jungkook por pelotudeces. reconoce, que tenía ganas de pelear para alejarse de él, para empezar a hacerlo de a poco.

él es lindo... inteligente, importante, amable, feliz... yo no puedo llevarme eso de él. 

yo doy asco, no soy inteligente y mucho menos útil, lastimo a todos, soy triste... no puedo dejar que él se quede conmigo.

pero él no va a querer terminar. y no se merece seguir con alguien como yo.

odiaba todo.

— ¿podemos hablar, amor? —preguntó su jefe, bajito.

— no, estoy trabajando. —respondió, cortante.

— no anda nadie-

— ¿no tenés impresiones para terminar? —preguntó, con su mejor cara de orto.

— no, ya las terminé-

— estoy trabajando, por favor, dejame trabajar. —siguió en lo suyo, pasando en limpio unas boludeces del cuaderno.

— pero hablemos... un ratito nada más-

— no, y no sigas. —bufó.

era costoso tener que fingir odio, pero en su retorcida realidad, creía que eso era lo mejor.