[HIATUS] 𝐅𝐀𝐍𝐓𝐀𝐒𝐌𝐀𝐒 || 𝐁𝐨𝐤𝐮 𝐧𝐨 𝐇𝐞𝐫𝐨 (𝐃𝐞𝐤𝐮𝐛𝐨𝐰𝐥)

𝘌𝘭 𝘢𝘮𝘪𝘨𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘱𝘳𝘰𝘧𝘦𝘴𝘰𝘳 𝘈𝘪𝘻𝘢𝘸𝘢

—Les dije que era una mala idea, ¡pero no! Nunca me escuchan. —Shimura iba quejándose con Uraraka y Toga, quiénes tenían la cabeza gacha ante sus reclamos.

Iban de salida de los dormitorios. Apenas estaba anocheciendo, así que antes de irse a casa se quedaron a hablar ya del otro lado de la cerca.

—Se veían molestos... ¿creen que hayamos sido muy invasivos? —Preguntó Uraraka, ignorando las quejas de Shimura.

—¿En serio lo preguntas? —Dijo Tokoyami, cruzado de brazos. —Claro que lo fuimos. ¿Ustedes como se sentirían si estuvieran en su posición y les preguntaran todas esas cosas? Quizás estén muertos, pero aún tienen sentimientos.

Todos se sintieron aún más avergonzados cuando Tokoyami dijo aquello en voz alta. Todos pensaban lo mismo, pero ninguno se atrevía a decírselo a los demás. Estaban tratando con fantasmas, por lo que lo lógico seria tener más tacto con ellos.

Aún así, había algo importante, mucho más que todo lo que habían preguntado, en lo cual no se habían puesto a pensar tanto como sería lo adecuado.

¿Qué los ataba a este mundo? Asuntos pendientes, sí, pero, ¿cuáles? ¿Había alguna manera de ayudarlos a resolverlos?

Katsuki chasqueó la lengua y se dió media vuelta, dispuesto a irse del lugar.

—Me voy de aquí. No pienso meterme en más problemas por ustedes.

Nadie se atrevió a decir nada, y simplemente lo dejaron ir.

Y es que lo acababan de obligar a ir a ver a un chico muerto que jamás conoció en su vida, pero que había tenido un lazo especial con alguien cercano a su familia. No sólo eso, era el hijo de esa persona, era obvio que necesitaba asimilar aquello.

Sin embargo, eso no era lo único que lo aturdía. Sino que lo hacía el hecho de que, apenas vió a ese chico, sentía que había algo especial en él. Nunca había sabido nada de él más allá de lo que su madre e Inko le llegaban a contar, lo cual no siempre era algo muy claro ya que esta última se ponía bastante sensible con el tema —aunque no podía culparla por ello—.

Pero de algo estaba seguro; Izuku Midoriya había logrado cautivarlo con tan sólo verlo a los ojos.