Capitulo 21: El fuego nunca se apagó

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-Nana- verán, como lo dije una vez en el reino elfico el racismo es muy superior que en cualquier otro lado. Todo se basan en el poder mágico, así que para evitar mí muerte mí madre me saco del reino, y por circunstancias de la vida he llegado a parar en la frontera, entre el reino bestia y la Humanity.

Allí Nana una señora de avanzada edad del reino animal se apiada de mí y me crío como si fuera su hija, llevo mí nombre en su honor, ella era la gran Nana, amada y querida por todos en el pueblo, era la encargada de enseñar lo básico a los niños, servía como maestra en un pequeño establecimiento.
Y como dicen ustedes, aquí con los semi humanos uno puede ser libre, ser uno mismo sin sentirse juzgado, sin embargo eso no incluye a otros reinos, cuando tuve 5 casi llegando a los 6 años, emergió una invasión desde el norte, se trataba de un gran grupo de humanos.

Atacaron mí pequeño pueblo tomando las vidas de los más ancianos, así como también la de mi madre, esa fue la última vez que vi a gran Nana.
La decisión de mí cabello fue más adelante, corte mis coletas que tanto alababa mí madre semi humana, dado a que las mujeres eran abusadas periódicamente durante todo el día, a esos demonios no les importaba la edad.
Los hombres eran transformados en esclavos, obligados a ver toda la situación para romperlos por dentro, quienes se revelaron fueron utilizados como ejemplo para el resto siendo ejecutados en plena plaza.

Desde ese momento sentí un odio abismal hacia los humanos, no eran como solían ser narrados en los cuentos, parecían más unos demonios, por eso temí mucho por mí vida, solía andar con el cabello rapado o usar cualquier pieza de tela para cobrar mi cabello y orejas, en años posteriores conocí al señor Simón, mejor dicho el abuelo. Quien amablemente compro a todos los esclavos que pudo con el pretexto de utilizarlos en un granja.
Libero a los adultos en los pueblos donde tuviera algún contacto para protegerlos y a los pocos niños que habíamos quedado nos llevo al valle.

Esa fue una cruda historia, vivir todo eso desde tan joven, si que debió ser duro de narrar. Ahora mismo me sentía mal por forzarla a contarnos.

-Nick- siento si tocamos un tema delicado.

-Nana- no se preocupen ahora como compañeros deben saberlo todo y ya pasó bastante de eso, mí tiempo en la villa hizo que afrontara todo lo malo.

-Arthur- si que eres fuerte, gracias por sincerarte con nosotros, entonces por eso mantuviste el cabello corto.

En cierto modo esto nos acercaba más como amigos, aunque hizo que perdiera un poco mí apetito, mí preocupación no me dejaba comer, caso contrario ellos no tuvieron problema alguno, lo que si me pareció gracioso no cambian nunca más.

-Nana- ahora que lo saben creo que ya no será necesario ocultarme, al fin creo que daré el siguiente paso y dejare crecer mí cabello.

-Nick- te ves bien como estás, pero seguro que con el cabello largo también te verás bonita.

Acaso estos dos están flirteando ahora mismo?

-Arthur- y ahora que se reveló que eres una mujer... Piensas en algún pretendiente?

-Nana- no! En absoluto, supongo que me dedicaré el cien por ciento a mí trabajo.

-Arthur- ya veo, pero si apareciese alguien? No lo sé un hombre con los ojos ro....

-chica 1- oh por dios eres tu! Eres el caballero dragón! Por favor puedes darme un autógrafo?

-Chica 2- estuviste genial en el coliseo, pensé que no sobrevivirias y luego nos enteramos que seguías vivo.

-Arthur- oh no fue nada, solo cumplía las órdenes de Leónidas.

-Niño- eres asombroso. Y no solo eso también te acompaña el ángel de la muerte y también una elfa de cabello rojo!

Estrellas fugaces Donde viven las historias. Descúbrelo ahora