Sin importar cuantas veces intentaran alejarse el uno del otro o todas las mentiras que verbalizaran para convencer a sus corazones, los hijos del legendario Aegon El Conquistador no podían dejar de amarse.
Un primer beso, un primer amor y un "para...
🌙 HOLA HOLAAA!!! Luego de tanto tiempo queriendo escribir sobre este par se me ocurrió esta historia que he disfrutado tanto pensando y escribiendo. Espero de corazón que sea de su agrado🪼 ➖➖➖➖➖➖➖➖➖➖➖➖➖➖➖ ‼️Advertencias‼️ ‼️Contiene incesto homosexual. ‼️Las edades y hechos originales han sido modificados a conveniencia del autor. ‼️Escenas explícitas ‼️No recomendado para menores de edad o personas que no estén familiarizadas con ASOIAF‼️
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Es bien sabido desde tiempos inmemorables que la traición y la codicia forman parte incluso del más puro e inocente ser humano. Tal vez muchos no llegaran a cometerlas a través de actos, pero su cruce en los complejos pasajes de los pensamientos era inevitable.
Maegor Targaryen no sería la excepción.
Dado que había nacido como el segundo vástago de un rey, sus derechos se limitaban a tomar una esposa de casa noble y a proteger el linaje de su hermano mayor. Era lo que su señor padre, el gran Aegon El Conquistador y los maestres de Rocadragón le habían inculcado desde que tenía conciencia. Sin embargo, su madre, la reina Visenya lo había preparado para mucho más que sólo eso.
Apenas a sus doce años de edad el segundo príncipe ya había sido armado como Caballero de los Siete Reinos, ganándose una vez más el orgullo de su señora madre, quien con una sonrisa de satisfacción adornando su hermoso rostro, le hizo entrega a su pequeño de Hermana Oscura, una de las dos espadas familiares de acero valyrio, la cual ella misma había empuñado con gran valentía incontables veces.
-Eres un hijo digno de tu señor padre, Maegor. No veo la hora de verte reinando.
Expresó con discreción una vez ambos estuvieron a solas en el salón del trono de Rocadragón, hogar ancestral de la Casa Targaryen desde que habían escapado de la maldición de Valyria.
-Madre, mi hermano Aenys es el heredero al trono. Yo estoy perfectamente bien aquí.
-Tu hermano es un gran niño, eso es cierto. Uno con un corazón lleno de nobleza...pero no será un buen rey.
-¿Por qué no lo sería? Padre mismo está enseñándole.
-Tu padre ha cambiado demasiado luego de la muerte de mi hermana, cariño. Todos ven la realidad menos él. Aenys es débil, no logrará jamás mantener lo que Aegon, tu tía Rhaenys y yo hemos conseguido.
-Entonces yo lo protegeré. El día que padre no esté, yo blandiré a Hermana Oscura y defenderé a Aenys. Le entregaré mi espada, mi vida misma de ser necesario. El fuerte cuida del débil. Así me lo inculcaste, madre ¿o me equivoco?
A la Reina no le quedó más que mirar a su hijo con dulzura, viéndose reflejada a sí misma en él y en esa lealtad que presentaba hacia su hermano, una lealtad que también ella le había dedicado toda su vida a su adorada Rhaenys. Visenya no odiaba al pequeño Aenys, ni mucho menos le deseaba el mal, pero temía que la incompetencia que ya mostraba afectara en un futuro a la casa Targaryen.
