Veinte

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Rodrigo mentia si decía que estos días no eran los peores,  aún más en la escuela. No hablaba con Iván

Ni el sabía porque no lo hacía, quizás por lo que dijo su mamá, o porque sentía que si era un gay asqueroso como decían sus compañeros.

Le dolía horrores no pasar las horas de clases y recreos con el pelinegro. Pero no entendía porque Iván no le hablaba primero.

Solo lo miraba, desde lejos, lo escaneaba con la mirada una y otra vez, sentía que lo miraba todo el día, todo el mundo se lo decía.

Una vez un amigo de Iván en medio del patio, le gritó que dejara de ver a Rodrigo, en forma de broma, pero lo escuchó hasta Gustavo Cerati, si es que era posible.

Rodrigo solo agachó su cabeza, ignoró esos momentos e hizo todo lo posible para soportar estar sin Iván.

Aunque su record de dos semanas se rompió hoy.

Estaba caminando solo en los pasillos, mirando al suelo, hasta que sintió como alguien lo agarraba del brazo.

— ¡¿Quien es? Soltame!

— Shh

No reconoció quien hizo ese sonido, solo sintió que le tapaba la boca y lo llevaba a un lugar privado, los baños, más específicamente lo llevó a un cubículo, y lo cerró.

Se giró con un poco de miedo, el cual intensificó al ver a Iván, lo miraba de brazos cruzados.

— ¿Porque no me hablas?

— Porque ya no me dejan hablarte, ni verte.

— ¡No me mientas!

— ¡No te estoy mintiendo!

— Mentiroso, te conozco. Es que no quieres verme, ¿Verdad? Que hice mal?

— N-no Iván, tu no hiciste nada.

— ¿¡Entonces que pasó?! Nunca quieres verme.

— Si quiero verte, mi mamá no me deja.

— ¿Que?

— Me castigó por una mala nota, y dice que tengo prohibido verte hasta que mejore mis calificaciones.

— ¿Y porque le haces caso? Acá no está tu mamá, no sabe que estamos hablando, te extraño.

Rodrigo agachó la cabeza, no le gusta mentirle a su mamá.

— Perdón, yo también te extraño.

— No tenes que pedirme perdón, Rodri, está todo bien, quería saber que pasaba nada más.

Iván abrazo a Rodrigo, enterrando su cabeza en el cuello del castaño, disfrutando de su aroma.

— Se nota que me extrañabas.

Ambos rieron levemente.

— ¿Vos no me extrañaste?

— Si te extrañe, un montón, me cuesta mucho no hablarte y sobrevivir con el frío de la mañana sin tus abrazos.

— Bueno, pero ahora estamos juntos, ya no te extraño tanto.

Disfrutaron de su compañía en silencio, después de todo, era lo único que necesitaban.

— ¿Porque no me hablaste antes? Pensaba que de verdad íbamos a dejar de hablar.

— Porque pensé que ya no me querías, Ro, y no quería estar molestando, aparte, no sabía cómo hacerlo.

— Pero si yo te quiero un montón, te amo.

Iván suspiró, de verdad pensaba que Rodrigo no lo quería o necesitaba, sentía que quizás todo había cambiado entre ellos dos después de declararse.

— Yo también te amo.

— ¿Ivansito diciendo que me ama? Yo creo que va a llover, tanto amor me va a hacer llorar.

Iván rió, y Rodrigo solo lo quedó mirando con una sonrisa, se veía tan lindo sonriendo.

— Que pelotudo sos, ya está lloviendo desde hace rato, por eso te traje acá también, vos sos boludo y te ibas a mojar todo, tomá.

Le extendió su campera, la cual tenía capucha.

— No, Iván, vos te vas a mojar.

— ¿Y que tiene? vos vas a estar seco.

Rodrigo sonrió, y se puso la campera de Iván.

— ¿Y mi beso de agradecimiento?

— Que interesado sos.

Rodrigo le dió un pico a Iván en los labios, pero cuando se iba a separar el pelinegro lo tomó de los lados de la cara y juntó sus labios denuevo, dandose un beso más largo y un poco apasionado.

Nunca se habían besado así, siempre eran picos inocentes, a lo mucho un beso de cinco segundos, pero está vez era diferente, se extrañaban y se notaba.

Rodrigo entrelazó sus brazos en el cuello de Iván, acariciando los mechones de cabello que tenía en su nuca.

Sonrieron en el beso, estaba siendo muy largo y no les incomodaba.

Esto era una muestra de afecto demasiado grande, pensaba Iván, el cual no estaba acostumbrado a esto, pero no le molestaba, Rodrigo podía abrazarlo, besarlo y apretarlo cuánto quiera.

Finalmente el beso terminó, se miraron a los ojos y se rieron al ver sus mejillas coloradas, y sus labios un poco rosados.

— Te vez lindo así.

— ¿Así como?

— Con mi campera y los labios bonitos.

Iván se refería a "labios bonitos" Como decir sus labios hinchados, rojos, o más besables y apetecibles.

Rodrigo sonrió, y se acomodó la campera, cerrándola para estar más calentito.

— Vos también estas muy lindo, Iván, siempre lo estás.

Al sentir como alguien más entraba al baño se miraron con los ojos como platos, se rieron en silencio, y cuando nadie los veía salieron del cubículo como si nada hubiese pasado.

Se aguantaron la risa lo más que pudieron, hasta que unos metros después de salir del baño, se rieron a carcajadas, casi los veian.

Y aunque la situación no fuera graciosa, es decir; casi los ven juntos en el baño, se salvaron y eso lo gracioso.

Rodrigo cayó en cuenta, un poco después, que volvió a hablar con Iván, lo cual tenía prohibido, no le estaba haciendo caso a su mamá como debería. Pero sintió que no tomar en cuenta lo que decía su mamá por esta vez estaba bien, ya que Iván era todo lo que necesitaba.

Persiana Americana ! RodriVan (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora