8. Capricho

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No pude dormir casi nada. Entre más intentaba convencerme de que todo estaría bien y que no debía seguir dándole vueltas a las incógnitas en mi cabeza, más me desconcentraba en tomar un descanso apropiado.

Lamenté mucho mi falta de control sobre mi propia mente cuando el sonido ensordecedor de instrumentos musicales llegó hasta mis oídos. Escuché un golpe sordo en la habitación, haciendo que fijara la vista en dirección al sonido... el pobre Fer se encontraba de pie en el suelo con una evidente expresión de odio hacia la humanidad, se había caído el pobrecillo.

Zoé estaba cubriendo su rostro con una almohada (no se si era para camuflar el sonido o si estaba atentando contra su propia vida), por otra parte, Eva corrió directo a la cama de su hermana, donde se metió bajó su cobija en busca de comprensión o algo de silencio.

¿Cómo le habrá recibido el ruido a Lily? Apenas es su primer año... pero seguramente James y sus padres le habían advertido sobre cómo se ponía toda la casa el día de las pruebas de Quidditch.

Bueno, toda la escuela.

No todas las casas realizaban las pruebas los mismos días, pero cuando una lo hacía, lo virotes no dejaban de hacerse notar y la emoción estaba palpable. Les juro que intenté sentarme en otra mesa que no fuese la mía (más que nada porque quería comer tranquila), pero mi casa no me lo permitió... es decir... participaría en las pruebas al fin y al cabo.

La directora se levantó con una sonrisa de orgullo... tengo la impresión de que dió un discurso bastante lindo y conmovedor, pero no recuerdo nada para el momento en el que escribo esto. Estaba fatigada, tenía sueño y estaba ensordecida por todo el ruido que hubo desde que me levanté... el pobre Fer se quedó debajo de la cama, no lo culpo, sus orejitas son más sensibles.

—Las pruebas serán en dos horas, los espero en el campo. Si no están puntuales; automáticamente los descartaremos... —James daba indicaciones con bastante claridad y firmeza, creo que nunca había visto esa faceta en el; no entiendo porque Albus se lleva tan mal con su hermano.

Inconscientemente voltee un poco a la mesa de las serpientes. Traté de encontrar a mis amiguitos con la mirada pero solo vi a Scorpius que parecía un poco apagado... ¿estará recordando a su mamá? Sentí que alguien jaló de mi manga y rápidamente volví a prestar atención a las indicaciones.

El gran comedor se apaciguó un poco y por fin pude comer (por decir que comí algo porque en realidad no podía rodar la comida).

¡Te irá excelente! —la emocionada voz de mi hermano hizo que mi mañana se iluminara completo.

¡Javier! —llamé con ilusión al verlo vestido con un sweater rojo escarlata que tenía graba mi inicial. Logró hacer que mi corazón se ablandara— ¿Qué traes puesto?

Mi hermano sonrió contento y tomó asiento frente a mi, estirando su brazo para tomar una barra de cereal— ¿Te gusta? Los hizo Amanda, tiene un gran talento para hacer ropa con magia y unos cuantos materiales... no entiendo porque no lo usa más seguido. Creo que también hizo para cuando sea mi turno, pero no le insinúes nada; quiero que sea sorpresa —habló rápidamente antes de darle un mordisco a la barra de cereal que había elegido cuidadosamente.

No sabía que Amanda podía hacer eso... —me quedé en silencio unos segundos antes de caer en cuenta—... ¡¿Van a verme?!

Obvio. —respondió extrañado, como si no se esperara mi pregunta.

Pero me voy a poner más nerviosa, ni siquiera puedo comer bien —el aire que pasaba por mi garganta de pronto se comenzó a sentir frío, haciendo que sintiera un revoltijo en el estómago.

El juego de los espejos (ULEH #2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora