❪ 00. the beginning of their extinction ❫

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PRÓLOGOel comienzo de su extinción───※ ·❆· ※───

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PRÓLOGO
el comienzo de su extinción
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—¡Corran!

Todo el lugar era un caos.

Las casas envueltas en llamas, el ganadero libre e intentando sobrevivir al humo, soldados volando por los aires y Vikingos empuñando sus armas a quienes no le habían hecho nada a nadie.

El humo servía como protector para su especie, ya que al tener una buena visión, tenían una ventaja a la hora de contraatacar a sus, ahora, enemigos.

Sin embargo, en medio de toda la locura sangrienta, en los bosques de aquella tribu, una madre corría con una pequeña en sus brazos sollozando por el miedo y la confusión. Era respaldada por Thomas, uno de sus más leales sirvientes, que con su magia lograba hacer que los Vikingos que los perseguían disminuyeran sus pisadas.

—¿Mami? —inquirió la pequeña con los ojos llorosos cuando la mujer se detuvo y la dejó en el suelo sin soltarla.

Habían llegado a uno de los extremos del bosque, dónde la única salida era un enorme acantilado con el poderoso océano de fondo.

Una flecha se incrustó en una de las piernas de la mujer cuando se puso frente a la niña para evitar que le diera, asustando de más a su hija por el jadeo adolorido que soltó.

—Eva, escúchame bien, —pidió al girarse para agacharse y quitarse la flecha con su mano,— tienes que irte lo antes posible de aquí.

—No... ¡No quiero! —se negó ella, tomando de las manos a su madre al saber que si se iba, no volvería a verla.

—Thomas te llevará a un lugar seguro, y tienes que obedecer todo lo que te diga, ¿me entendiste?

—¡Mi señora! —el susodicho aterrizó detrás de las dos femeninas, con un brazo ensangrentado su piel morena,— He logrado acabar con quienes nos seguían. ¡Es hora!

Haciendo caso, asintió y tomó a la pequeña pelinegra entre sus brazos para dársela a su sirviente.

—¡No! ¡Mami, no! —sin embargo, ella no cooperaba al patalear y extender sus manos hacia su progenitora,— ¡Por favor, quiero estar contigo!

—Siempre estaré contigo, aquí y aquí. —tocó su pecho, en la zona del corazón y su frente,— No olvides quien eres y de donde vienes, mi pequeño amor. —la tomó de la mano para dejarle un beso suave, dos lágrimas bajando con rapidez por sus mejillas llenas de dolor y vacío,— Porque eso eres, en esta vida y en la que sigue. Mi pequeño y hermoso amor, Eva.

Pasos apresurados y ladridos a la lejanía fueron escuchados por su desarrollado sentido auditivo. Se acercaban. Los Vikingos se acercaban para darles caza y eso significaba que no quedaba mucho tiempo.

Quitó de su cuello un colgante con una gran esmeralda para ponerla en el cuello de su hija, viéndola para limpiarle las mejillas húmedas por el rastro de lágrimas.

—Les daré tiempo para que no los vean. Aprovéchalo. —le habló al moreno con firmeza, girándose para desplegar sus majestuosas alas,— Cuídala, Thomas. Ha servido por muchos años y estaré eternamente agradecida contigo.

—Hasta siempre, mi señora. Fue un placer permanecer a su lado. Que los Dioses y Ohael la acompañen en esta batalla. —inclinó su cabeza en señal de respeto, tragándose el nudo de la garganta.

Y así, la mujer emprendió vuelo sin mirar atrás, oyendo los gritos desesperados de su pequeña hija llamándole por su regreso.

Por otro lado, Thomas desplegó sus alas y se elevó por los aires con la pequeña Eva en sus brazos, la cual era testigo de como su madre se entregaba como sacrificio para que la atención de los Vikingos cayera en ella.

Ese día, la tribu de los Andráculos del exterior, seres mitológicos nórdicos conocidos por poseer alas inmensas y poderes sobrenaturales, desapareció de la faz de la tierra junto con sus secretos y la verdadera cara del enfrentamiento solo por el temor y la avaricia de los humanos.

O al menos, eso fue lo que pensaron.

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Shōrie Zamno

Soul and Dragon ; Hiccup HaddockDonde viven las historias. Descúbrelo ahora