𝗦𝗢𝗨𝗟 𝗔𝗡𝗗 𝗗𝗥𝗔𝗚𝗢𝗡 | ❝ Déjame demostrarte que no todos los Vikingos son iguales, ángel ❞
Eva es una Andrácula, la última de su especie y la que adoptó el papel de protectora de Dragones desde que tenía memoria. Es desconfiada, orgullosa y...
El alba a lo lejos desde Berk comenzaba a ocultarse, pero los vikingos estaban en celebraciones festivas así que eso significaba toneladas de Aguamiel, músicos eufóricos, danzas típicas y alegría sobre la hermosa atmosfera de la isla hasta muy tarde o incluso el día siguiente.
Sin embargo, cierta pelinegra estaba sentada apoyando su espalda contra un árbol seco en medio del bosque de Punta Cuervo. Estaba quieta, con sus ojos abiertos y pegados en un punto fijo del monte en el suelo, pero su mente estaba en otro lugar totalmente desastroso y lleno de un hedor putrefacto que la hacia fruncir el ceño fuera de su trance.
¿Lo peor? es que estaba así en contra de su voluntad.
"Mátalos"
"Bestia"
"Monstruo"
—D-Déjame...
"Ellos no son tu familia"
"Debes obedecerme a mi"
"Debes obedecer al verdadero Alfa"
—¿En dónde estás? —su voz salió rasposa, llena de temor aunque quería dar la apariencia de ser segura porque ese era su deber como Andrácula: mostrarse firme ante las criaturas que debía proteger.
No podía moverse, no podía pestañear. Sus ojos se llenaron de lágrimas por el frío que impactó contra sus glóbulos oculares y lo más doloroso era saber que alguien más te controlaba sin poder evitarlo, y que poco a poco, comenzabas a ceder a su voz.
"De rodillas"
Su cuerpo obedeció, pero su corazón le pedía a gritos que reaccionara. Sus manos se movieron en contra de su voluntad y crearon partículas de la oscuridad que habitaba en sus venas hasta crear una nebulosa que danzaba entre sus dedos y paseaba por sus brazos, causándole un estremecimiento que se convirtió poco a poco en una parálisis dolorosa.
Pero... se sintió bien.
Se sintió tan bien que obedeció la siguiente voz sin rechistar.
Acercó sus manos despacio, sin interesarle que el dolor traspasara su corazón y acabara con ella. Su respiración se acelero, no titubeó y tan solo esperó a sus extremidades tocarán su pecho para que todo pudiese acabar en una perfecta sinfonía de aflicción.
"E..v..."
"Ev...a"
Sus manos se detuvieron a centímetros de su cuerpo.
