A la mañana siguiente, otra vez el olor a tostadas inundaba el ambiente de toda la cocina, tal parecía que UK no se cansaba de cocinar aquello. Argentina entró con la mirada adormilada pero los sentidos despiertos, como siempre, se apoyó en el marco de la puerta, usualmente para sacarle charla al británico y avisarle de su presencia allí.
Pero por esa vez no lo hizo.
Su mente divagaba en la conversación que habían tenido a la noche antes de irse a dormir, y no podía entender como es que luego de décadas sin verse afectado por sus sentimientos hacia UK, de repente comenzaba a sentirse más extraño de lo común.
No se pudo aguantar mucho, y sin pensarlo demasiado avanzó un poco hasta quedar detrás de UK y lo abrazó, envolviendo sus brazos en la cintura ajena y viendo como el contrario se estremecía ligeramente ante el contacto inesperado.
—¿Otro arranque de cariño? —preguntó el britanico, nervioso.
Argentina asintió mientras se agachaba un poco para quedar a la altura de su hombro y ocultar su cara entre el cuello del mas bajo. UK largó lo que estaba haciendo y una de sus manos se fue al rostro del argetino, para luego dirigirse a su cabello y comenzar a dar algunas caricias.
Argentina se dió el gusto de disfrutar de aquel contacto mientras por su mente continuaban pasando las palabras de la noche anterior, ¿contaba aquello como una confesión doble? El y UK desde siempre habían sabido sus mutuos sentimientos, y a pesar de que jamás hicieron nada al respecto siempre habían jugado un poco con eso, desde coqueteos estúpidos hasta algunos toques y caricias ligeras como aquella, UK hasta le tenía apodos cariñosos para molestarlo.
Siempre hubo "algo" allí aunque no lo admitieran, muy silencioso pero tangible y único. Aquellos abrazos, esos juegos de mano, las risas luego de decir algo tonto y esas miradas... era imposible que no hubiera algo allí.
—Son los antidepesivos, sin duda —habló el argentino, sintiendose, de la nada, sensible e indefenso.
—Los vas a seguir tomando igual, Argie, o te mato.
Esa amenaza fue suficiente para que Argentina se separara de él levemente y dejara de abrazarlo, pero aún así se mantuviera detrás suyo y largara una risa jocosa.
—Ya quisieras, Gran Bretaña.
El contrario volteó a verlo semi-ofendido.
—¿Gran Bretaña? ¿Ahora me llamo Gran Bretaña, uh? —preguntó UK con un falso tono amenazante, en lo que intentaba ocultar una sonrisita divertida —¿Qué? ¿Quieres pelear, Río de la Plata?
Argentina sonrió con desafío y miró al británico incitandolo a ponerle las manos encima primero si se atrevía. No le molestaba que lo llamara por su antiguo nombre, es más, quizás hasta le gustaba, pero solo él era la excepción. Si alguien como España, por ejemplo, por algún motivo lo llamaba "Río de la Plata" no respondería de si en lo absoluto.
—No sé, ¿quiero? —cuestionó, con ese tono juguetón que hacía cuando UK lo incitaba a tontear como siempre —¿Qué probabilidades hay de que gane?
—Uhmm, déjame ver —el contrario se veolteó completamente fingiendo analizarlo —¿Qué tan bien sabes discutir, bonito?
Argentina sin notarlo acorraló al británico, poniendo ambos de sus brazos al costado suyo en el mármol de la mesada.
—Depende, expandí bastante mi vocabulario así que quizás la variedad de mis insultos puedan sorprenderte... —comenzó a decir —aunque tambien puedo ser bastante creativo a la hora de arreglar las cosas físicamente.
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Latir Desigual [UkArg]
FanficEn el auge de la guerra de Malvinas, Argentina siente su rumbo perdido. Recién llegado de la guerra debe superar las pérdidas vividas y aprender a sobrellevar el dolor de haberse perdido a si mismo. Sin embargo, la amistad lejana de un británico ig...