Capítulo 5

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—Nada mal, eh —alagó el argentino con su nuevo corte, la noche había empezado a caer y en verdad su día conviviendo con un británico adicto a la rutina no estuvo tan mal.

—Tengo buena mano para cortar cabello, la verdad —se jactó UK. Se sentó en el sofá y con toda confianza prendió el televisor en algun canal interesante —solía cortarle el cabello a Francia y Canadá, así que tengo experiencia.

Argentina sonrió y se sentó a un lado suyo. Parecía de buen humor, tanto que con tal de fastidiarlo el argentino abrazó al contrario de la cintura y comenzó a acostarlo en el sofá hasta quedar encima suyo, con todo su peso encima.

¿Qué se podía hacer? A veces era un poquitín intenso, un poquito solamente.

—Idiota, me estás aplastando... —se quejó UK, pero de forma infantil el latino no se quitó de encima suyo, solo se acomodaba mejor y hasta podía sentir su respiración en su cuello —¡Qué intenso eres!

—Dame cariño, necesito mi dosis diaria de atención o me pongo de mal humor, dale —demandó, y solo pareció callarse cuando el británico comenzó a acariciar su cabello, aún humedo por la reciente ducha que se había dado —Sí, a eso me refiero.

UK rió en el medio de aquel pequeño momento. Olvidó lo mucho que extrañaba al argentino y su espontaneidad, también había olvidado lo mucho que le gustaba acariciar su cabello. A veces Argentina solía ponerse algo cariñoso en toda su máscara de seriedad.

También había olvidado lo mucho que le gustaba...

¿Qué?

—Ya, suficiente —dictaminó intentando sacar a Argentina de encima suyo de un empujón, que sirvió para que dejara un ligero espacio entre sus cuerpos pero no para que se fuera de encima suyo —apenas me dejas respirar, idiota.

—Pero bien que no me quitas de encima tuyo.

—Imbécil —respondió el europeo, riendo. Tomó un mechón del cabello de Argentina y lo llevó detrás de su oreja. Dejó su mano en el rostro ajeno —te extrañé.

Argentina sonrió. Se deleitó por breves segundos del ligero sonrojo en el rostro de UK, sintiendo que su rostro también se comenzaba a acalorar.

—Yo también.

Unos ligeros golpeteos comenzaron a escucharse contra la ventana y solo ahí pudo sacarse a el albiceleste de encima, que asomandose a ver, chistaba por lo bajo.

UK se recompuso volviendo a sentarse como estaba antes y vió desde allí ligeras gotas cayendo afuera junto a la densa oscuridad de la noche.

—¿Volvió a llover?

—Si, y tal parece que más fuerte —explicó el argentino rápidamente y lo vió dudar ligeramente en hablar o no —¿no queres dormir conmigo hoy?

—¿Cómo?

Argentina sintió que tenía que dar explicaciones, volteo a observar la ventana para que UK no pueda ver su rostro avergonzado por la proposición.

—A ver, hay truenos y esas cosas y el ruido me... altera, un poco. La compañía no me vendría mal—dijo, jugando con sus manos ligeramente —aparte hace frío, y... a veces entra humedad por la pared de acá en fin, ¿Querés?

UK asintió sin pensarlo demasiado, al fin y al cabo no sería la primera vez que compartía cama con el argentino y no le molestaba la idea. Lo que sea por dormir en una cama cómoda y no en ese sofá.

***

Había algunos truenos afuera y una fuerte tormenta que parecería no terminar pronto. Las ventanas se sacudían ligeramente y UK se arropó dándole la espalda a Argentina, que estaba recostado de lado despierto, pero sin decir una palabra.

Latir Desigual [UkArg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora