A lo largo de la reunión, Adam se moría de los nervios. Por una parte, no confiaba del todo en dejar a Sisi sola en su casa. Por muy amiga suya que fuera, él nunca había sido una persona que le gustara compartir su intimidad con los demás y su casa era su gran refugio. Temía que el ángel zorro pudiera encontrar su alijo de alcohol, drogas y porno que tampoco tenía especialmente escondido porque vivía solo y no debía ocultarlo a nadie. Aunque luego pensó que ella no se sorprendería de nada de lo que tuviera allí.
Y luego estaba el tema de Lute...
Cuando la encontró juntos antes de la reunión tragó saliva y le dio los buenos días con una radiante sonrisa.
—Buenos días... señor. —El ángel respondió algo sorprendida.
Adam nunca daba los buenos días. Solo gruñía y se quejaba por tener que verse forzado a madrugar. Sin embargo, aquel día se le veía tan centrado en la reunión que parecía otro. Le explicaba a Sera por qué debían adelantar el exterminio como un mal necesario. Que la purga de pecadores no era solo por su deseo morboso de aniquilar al pueblo de Lucifer, aunque también lo era.
Adam usaba argumentos más que válidos con la serafín. Utilizaba los números de los informes que había hecho Lute para apoyar todas sus explicaciones. Aunque se seguía equivocando en algunas ocasiones en las que ella debía saltar para socorrerlo como ocurría normalmente. Y, a pesar de todo, parecía que todo había salido bien. El exterminio se adelantó de forma oficial como se había anunciado hacía un mes al Infierno.
—Gran trabajo, Dangertits. —Tras la reunión, Adam le dio un golpecito cómplice en el hombro.
—Gracias, señor. Usted también lo ha hecho muy bien —le respondió con una sonrisa—. Es raro verlo tan atento.
—Bueno, la zorra de Kiki me ha obligado a estudiar los informes que me habías dado —bufó agotado—. Si no fuera por ellos, no podría haber hecho nada así que gracias, Lute. Todo ha salido bien gracias a ti.
Ella esbozó una fugaz sonrisa, era la primera vez que el primer hombre la alagaba de forma tan sincera y sin ningún tipo de comentario desagradable. Sin embargo, esa sonrisa se disipó en cuanto analizó completamente la frase.
—Señor —le llamó la atención claramente alarmada—, no puede compartir información confidencial con un ángel.
—No te preocupes, Lute. Kiki sabe lo de los exterminios desde hace mucho tiempo —intentó quitarle importancia pero Lute estaba cada vez más nerviosa.
—Pero, ¿cómo le han dado permiso los serafines? —La exorcista no era capaz de entender esos privilegios hacia una simple alma humana.
—Bueno.. ellos no lo saben —contestó Adam con un susurro temeroso a que alguien más lo supiera.
—¡¿Pero cómo es eso posible?! —Lute estaba entrando en pánico.
—No te preocupes por eso, nena. —Completamente desesperado, Adam agarró a Lute por los hombros para que le prestara atención—. Kiki tiene.. un estatus especial que no debe preocuparte. Esa zorra es importante para... algunas cosas. —Era un desastre mintiendo.
Lute quería saber más sobre la actitud distante de su jefe con respecto a todo lo que tenía que ver con su amiga. ¿Cómo es que tenía conocimiento de los exterminios? ¿Qué beneficios tenía que tuviera esa información? ¿Por qué era necesario que lo supiera sin el conocimiento de los serafines? No entendía nada.
Es verdad que desde que llegó al cielo Sisi siempre tuvo una relación muy cercana con Adam. Incluso se llevaban a las mil maravillas con algunas de las exorcistas mientras que a ella siempre le había parecido una presencia muy extraña. Un ángel muy desenfrenado y la única capaz de aguantar e incluso superar el ritmo del primer hombre cuando salían de fiesta en los bares clandestinos del Cielo.
ESTÁS LEYENDO
Siete meses para enamorarla
Fanfiction-Creo que me gusta Lute. Con esta confesión del primer hombre empieza esta distendida historia. Todos sabemos que Adán no es el hombre que tiene más tacto con las mujeres y por eso recurre a la ayuda de su amiga Sisi para que le guie en el camino pa...