CAPÍTULO 7

346 33 0
                                    

Para algunos, la jornada apenas comienza, alcanzando su punto culminante en la misteriosa oscuridad de la noche

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Para algunos, la jornada apenas comienza, alcanzando su punto culminante en la misteriosa oscuridad de la noche. Son las 10:00 p.m. en Montana.

Ha transcurrido una semana desde el último asesinato, marcando el momento oportuno para regresar y capturar a mi último gran objetivo allí: Navia Jones. Las sombras se alargan y el viento susurra secretos mientras la caza se reinicia bajo el manto de una luna inquisidora.

La tercera generación, una mujer de 27 años y baja estatura, no se parecía en nada a su padre. Indudablemente, había heredado los rasgos de su madre.

El agotamiento acumulado por los constantes viajes se esta haciendo presente. La dificultad para dormir ha exacerbado mi cansancio, convirtiendo cada noche en un calvario interminable.

Los recuerdos de aquella noche me persiguen implacables, acorralándome como un conejo vulnerable contra la pared.
Nada puede ocultar mis ojeras, apenas logro reconocerme al mirarme en el espejo.

Desciendo del auto envuelta en la penumbra, repitiendo la misma rutina inquietante de siempre: vacio la droga por el conducto del aire, sumida en una niebla de misterio y desesperación.

En Montana, la presencia policial era prácticamente inexistente, dejando las calles sumidas en una soledad palpable. Las luces de las farolas emitían un brillo tenue que apenas iluminaba el camino. Sabía que la zona donde residía Navia era poco transitada, lo que facilitaba mis movimientos y me permitía iniciar mis actividades más temprano de lo habitual.

Navia vivía en una área bastante aislada, con los vecinos más cercanos probablemente a unos tres kilómetros de distancia. Según mi investigación, estos vecinos eran principalmente ancianos, con edades comprendidas entre los 80 y los 90 años, lo cual añadía una capa de tranquilidad a la ya pacífica atmósfera del lugar. Esto contribuía a un ambiente de calma y aislamiento, ideal para mis propósitos sin llamar la atención innecesaria.

Para este momento, ya he dispersado la droga, y Navia seguramente está sumida en un sueño profundo, lo que me permite adentrarme en su casa sin problemas.

A diferencia de las anteriores, su hogar presenta un desorden notable: ropa tirada por el suelo y un montón de trastes sucios que abarrotan completamente el fregadero de la cocina. Navia disfruta de una vida social activa, cuenta con amigos y sus redes sociales están repletas de 'likes' en sus fotografías. Su última publicación, realizada hace apenas dos horas, muestra una imagen de comida en un pequeño restaurante adornado con luces de neón.

La presencia de objetos esparcidos y sucios representa un obstáculo, ya que es crucial evitar dejar cualquier tipo de evidencia.

La noche no se prolongaría; mi eficiencia había mejorado y ahora podía llevar a cabo la tarea más rápidamente. Era necesario hacerlo así, dado que necesitaba llegar a Nueva York a la mayor brevedad posible.

Entré a la habitación donde Navia yacía dormida, su cuerpo en un estado de reposo plácido. La cargué sobre mi hombro; su delgadez hacía fácil trasladarla hasta el comedor.

Lover, you should've Come Over. || Criminal Minds || Spencer ReidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora